19
Abr 11

“Agora”, y los crímenes de atreverse a pensar y ser mujer

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Agora es una película que hay que ver.  Es la historia de Hipatia, filósofa y astrónoma del Alejandría en el siglo IV de nuestra era.  Fue linchada por una turba de cristianos, con la venia de Cirilo de Alejandría, santo y doctor de la Iglesia.

Su nombre ha sido rescatado, para la cultura popular, por la extraordinaria película de Alejandro Amenábar que exhibe Cinépolis.   Hay que verla ahora, antes de que el conservadurismo decida que tu no debes verla.

¿Cuáles fueron los crímenes de Hipatia?  Atreverse a pensar y ser mujer frente a los intereses políticos de Cirilo y sus seguidores.   Obispo que, para justificar el asesinato de la filósofa y astrónoma,  cita en la película la Primera carta de Pablo de Tarso a Timoteo,  (Cap. 2:9-12) en la cual advierte:  In like manner also, that women adorn themselves in modest apparel, with shamefacedness and sobriety; not with broidered  hair, or gold, or pearls, or costly array; but (which becometh women professing godliness) good works.  Let the woman learn in silence with all subjection.  But I suffer not a woman to teach, not to usurp authority over the man, but to be in silence (1).

Hipatia cuestiona la violencia de los cristianos contra los paganos y contra los judíos.  Se atreve a contradecir la teoría geocéntrica del universo, que el cristianismo tenía por cierta sólo porque sí. Hipatia no aprende en silencio, ni en sumisión, y no sólo es maestra, sino que toma interés en la cosa pública.

Aparte de Cirilo, los personajes más repugnantes de la película son los parabolani; fanáticos cristianos que, armados con morrales llenos de piedras acosaban a los judíos y velaban por la moralida pública, prestos y dispuestos a lapidar.

Los de siempre dirán que conocemos de Hipatia por terceras personas; que es debatible si Cirilo fue el causante directo del asesinato de la filósofa y astrónoma; que la función de los parabolani era cuidar menesterosos; o que Hipatia no fue linchada en su juventud, sino cuando tenía más de 50 años.  Empero, estas cuestiones son meramente hazañosas o elementos superficiales que pueden variar en cada versión de los relatos al vaivén de la creatividad del narrador y de la licencia artística.  En cuanto a los asuntos nodales, que son los elementos fundamentales de la Historia; y los asuntos nomológicos, que son abstracciones y leyes que subyacen en un conjunto de historias diferentes, lo cierto es que Hipatia fue linchada; la Biblioteca de Alejandría, que dirigía su padre,  fue saqueada y destruida; existía una determinación violenta de los cristianos contra los paganos y los judíos; y había una lucha igualmente violenta entre la cleresía cristiana y el poder civil de Roma.  Esta diferencia entre asuntos hazañosos, nodales y nomológicos, por cierto, es de Alfredo López Austin (2).

Agora me recordó Kingdom of Heaven, en el sentido nodal y nomológico de que el misticismo y el maridaje entre la religión y el poder político no traen más que enfrentamientos, violencia, intolerancia y guerra.  Por eso es que se me pone la piel de gallina cuando leo que Joseph Ratzinger, en Caritas in veritate, escribió que urge la presencia de una verdadera “autoridad política mundial”.  Una autoridad política mundial cristiana y católica, supone uno.  Y como uno ha visto cómo actúan los parabolani del siglo XX y del siglo XXI, no puede sino aterrarse frente a la posibilidad de que los Cirilos vuelvan a tener poder político y acrecienten su influencia.

Sabemos de Hipatia por antiguos textos de sus discípulos Sinesio de CireneHesiquio de Alejandría, así como de su contemporáneo Sócrates Escolástico, entre otros. Ella también aparece mencionada en la Suda, enciclopedia bizantina del siglo X.  Carl Sagan, en su serie Cosmos: Un viaje personal y en el libro Cosmos, ambos de 1980, también hace mención de ella.

Alejandro Amenabar también se apoyó en un grupo distinguido de asesores para que su película fuera tan precisa, como fuera posible.

De pasada, el papel de Orestes, el enamorado y discípulo de Hipatia, y prefecto romano, es Oscar Isaac, nacido en Guatemala, de padres cubanos, aunque criado en Miami.

Una de mis frases favoritas de la peli es la que Hipatia le dice a su ex discipulo y obispo de Cirene: Sinesio, tu no cuestionas lo que crees; o no puedes cuestionarlo.  Yo debo cuestionarlo.

Cuando vayas a ver Agora, y de verdad te recomiendo que la veas, ve preparado para sentir rabia y para cuestionarte.  Ve preparado para derramar una lágrima por la Biblioteca de Alejandría y dos por Hipatia.

(1) Holy Bible, The American Bible Society, New York, 1842.

(2) Oswaldo Chinchilla. Imágenes de la mitología maya.  Museo Popol Vuh, Guatemala, 2011. Pp. 20-21


19
Abr 11

Recuerdos entre humo de copal

El aroma inconfundible, mágico y seductor del copal inundó mi casa ayer.  Tenía ratales de no quemar copal porque,  principalmente,  para hacerlo hay que juntar fuego de carbón.

Cuando fui a El Mirador, nuestro guía, Darwin, tuvo la buena idea de llevar copal y quemar un poco mientras contemplabamos el atardecer sobre la pirámide de El Tigre.  Desde entonces, aquella resina me transporta a aquellos momentos que pasé en el Reino Kan y a la aventura que viví para llegar allá.

Conocí el árbol del copal, por primera vez, cuando caminé por la selva rumbo al sitio arqueológico de Waká-El Perú.  Que emoción sentí cuando el guía señaló el árbol y cuando hice el corte para extraer algo de aquella sustancia preciosa.

Y conocí el copal, por primera vez en mi vida, cuando una noche, en Cobán, saturamos un cuarto de La Posada con humo de esa resina.  Acompañado por un grupo extraordinario de amigos de la Asociación Guatemalteca de Orquideología, pasamos una velada inolvidable contando historias, riéndonos y disfutando de la buena compañía envueltos en humo del copal sagrado.

Al día siguiente corrí al mercado a comprar un gran bodoque de copalli; y aunque aquello ocurrió ca. 1979, todavía tengo lo que queda de aquel bodoque y parte de eso es lo que quemé ayer.  Aunque ya tiene como 32 años, todavía conserva su intensidad y su encanto.


19
Abr 11

Hippies de cuando la luna estaba en la séptima casa

El domingo me encontré con esta camionetilla y me trajo muchos recuerdos.  Lo primero que me vino a la cabeza fue el verso When the moon is in the seventh house, de Hair.  Me acordé que el bolsón de mi amigo, Alvaro, en tercero de Primaria, tenía escrita la palabra hippie.  Y me acordé de cuando mis primos y yo íbamos a ver hippies bañándose desnudos en el lago de Atitlán, en las pozas de agua caliente que había entre Panajachel y Santa Catarina Palopó.  Me acordé de cuando mis padres fueron a una fiesta de disfraces, vestidos de hippies.  Me acordé de cuando mis padres contaron que su amigo, Ramiro, se había casado descalzo y con flores en la cabeza, bajo una ceiba.  Me acordé de cuando fuimos a ver Jesucristo Superestrella con mis amigos Raúl y David.

La camionetilla me recordó que una parecida -pero sin los dibujos- era el bus del colegio durante la primera mitad de la Primaria y de cuándo con mis compañeros jugábamos, ahí, de Viaje al fondo del mar. Me recordó de cómo mi tío Freddy, cuando viajábamos a Panajachel, se desesperaba porque la camionetilla en la que íbamos y que él conducía, no jalaba.