Con razón, Monterrico fue seleccionada como uno de los mejores destinos con sol y arena, del mundo.
Ahora ya no voy muy seguido; pero hace unos 19, o 20 años cuando fui por primera vez, esas playas me ganaron el corazón. Y claro que las tortugas tuvieron mucho que ver. Pero también era encantador que eran playas remotas, que la gente que llegaba no era del montón, y que en el hotel donde me alojaba sólo tenía que tomar las cervezas y las gaseosas y apuntarlas yo mismo en mi cuenta. En un tiempo, Monterrico era como Blue Lagoon.
Para mí, todavía es impensable ir a aquella playa sin cenar pez sierra, fresquísimo, en El Divino Maestro, un comedor que queda en la calle principal de aquella población. Bien frito, con ajo y limón, un pez sierra de El Divino Maestro me gusta acompañado por un par de cervezas heladas.
[…] nidos de tortugas. Resulta que en Fort Lauderdale, las tortugas llegan a desovar, como desovan en Monterrico, Guatemala. Aquí, los nidos son cercados y las luces de la playa son controladas para que los […]