Cándido se sentó con su tamal colorado enfrente, dos tostadas con mantequilla y mermelada de moras y un pocillo de leche con café. Y antes del primer bocado me preguntó: ¿Ya vió usté que hay cambios en el Gabinete de “Santa Clos” ?
Le contesté que sí y antes de que yo pudiera dar el primer bocado de mi propio tamal, Cándido continuó: ¿Sabe que me inquieta, me perturba y me pone nervioso? Que uno puede suponer que cuando un presidente organiza su gabinete incluye en él a las mejores personas. ¡Imagínese usté!, que los que se fueron eran las mejores personas. ¡Jodidos estamos!, porque si los que se fueron eran los mejores disponibles y vea cómo estamos de mal. ¿Cómo se van a poner las cosas ahora que el equipo de “Santa Clos” está integrado por “platos de segunda mesa”?
Si yo fuera delicado, la observación de Cándido me hubiera arruinado el desayuno. Pero no me dejé.