Francisco El tractor Dall´Anesse, jefe de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, se mascó porque una jueza no falló como querían él y su Comisión en el caso de Pavón y Alejandro Giammattei.
Empurrado, el director de la Cicig reunió a miembros del Cuerpo Diplomático y se quejó con ellos (según contaron los embajadores de Alemania y de Italia). ¡Y denunció una campaña de desprestigio! Yo digo que, con firmeza y de una vez por todas, el Cuerpo Diplomático debería reaccionar y suspenderle toda ayuda económica a Guatemala. El dinero de los tributarios gringos y europeos no debería ser desperdiciado en un pueblo tan mal agradecido, ingrato y conspirador, dijo Cándido mientras comía un biscotti.
En tiempos del oidor Carlos Castresana, la Cicig y sus patrocinadores se habían acostumbrado a que el Ministerio Público y los jueces actuaban sumisa y obedientemente conforme a las ordenes de la Comisión. El Oidor tenía intimidadas a muchas personas con su personalidad de encomendero; y con sus métodos de policía franquista. Empero, quizás ya va siendo tiempo de que la Comisión se someta al estado de derecho y que, si quiere resultados, presente pruebas objetivas y convenza en vez de imponerse.
Dall´Anesse tiene ese reto para sí y para la comisión que dirige; por el bien de los guatemaltecos y por el bien de la justicia. Si no, por mucho que se queje y muchas conspiraciones que invente, no va a ganarse el respeto de los chapines. El de sus colegas burócratas y el de la comunidad oenegera ya los tiene; pero esos no son el que importa.
Sospecho, y ojalá no sea cierto, que en la vía de obtener resultados a la medida de sus necesidades, tanto la Cicig como sus patrocinadores van a tratar de que el próximo Fiscal General sea una persona dócil y llevadera, dispuesta a hacerles copy and paste a todo lo que la Comisión le pida. Los fiscales y los jueces con criterios propios, puede que sean un estorbo para la Cicig.
En buen chapín, por cierto, estar mascado es estar enojado.