Me encanta la respuesta de José Alejandro Arévalo, exministro y actual diputado de Alvaro Arzú, a mi entrada titulada Arzú el azote de la economía.
Me encanta porque:
1. El comentario de Alvaro Arzú renegaba de que creímos que la política debía someterse a la economía y ahora nos damos cuenta de que es al revés; pero su exministro y actual diputado pretende defender lo que su exjefe repudia. Arévalo asegura que entre 1996 y 1998 la política económica fue orientada por el mercado. ¡Y eso es, precisamente, de lo que está renegando el Alcalde y Expresidente! Arzú no quiere que la economía se rija por a las leyes de la praxeología (como lo están el mercado, ¡y la política!), sino que quiere que la economía esté sometida a las demandas del ejercicio del poder. ¡A sus demandas en el ejercicio del poder!
2. José Alejandro cree que es posible una economía de mercado, si un grupo de políticos maneja -como con botones y palancas- las variables macroeconómicas; y, en su respuesta, nos cuenta cómo ese manejo racionalista y constructivista (impropio de una economía de mercado) produjo estabilidad en materias monetaria, cambiaria y crediticia.
Al final ni el Expresidente, ni el Exministro se dan a entender bien porque, en realidad, lo que le gusta a Arzú es ser el árbitro en el partido de fútbol, pero tener la facultad de decirles a los jugadores cómo jugar; y José Alejandro cree que una economía dirigida por estrategias diseñadas desde el Ministerio de Finanzas y desde la Junta Monetaria, o desde Washington, es una economía de mercado.
La bancada, partido y administración más nefasta es la Unionista…
Se creen dueños de todo… además, como tienen el apoyo del “CACIF” y otros sectores, ya creen que eso es “libre mercado”. Por favor…
¿Quién propuso la ley de alianzas público privadas, la promoción y fomento del turismo, la de extinción de dominio?
Bueno… que sigan engañados, pero que no nos traten de ver la cara de mulas, que Unionistas no somos.