No hay tal cosa como un almuerzo gratis

De Milton Friedman es la frase que dice que no hay tal cosa como un almuerzo gratis; misma que nos ilustra acerca de que todo -hasta lo que parece que es gratuito- lo termina pagando alguien.

Por si hiciera falta probar, una vez más, que aquello es cierto, aquí está el ejemplo del Sistema Integrado Guatemalteco de Autobuses que, ¡generosamente!, estaba dando tarjetas gratis para usar el transporte colectivo. Empero, eso de gratis no tenía nada porque, a cambio, la empresa pedía información personal de los usuarios, misma que, posiblemente iba a ser vendida. Las tarjetas, pues, iban a parecer gratuitas para los usuarios, pero, en realidad, las iban a pagar los clientes que compraran la información de los usuarios a quienes no se les avisaba el destino final que tendrían sus datos. No hay tal cosa como un almuerzo gratis.
Ahora que el SIGA no podrá recabar la información que iba a vender, los compradores ya no pagarán las tarjetas, sino que las pagarán los usuarios, y se confirma que no hay tal cosa como un almuerzo gratis.
¡Todo lo que aparentemente es gratis, es porque alguien más lo paga!

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