La caracola maya volvió a sonar en la gesta cívica que los guatemaltecos celebramos, por la justicia, desde que se conocieron las denuncias que hiciera el asesinado abogado Rodrigo Rosenberg. La manifestación de hoy, en la Plaza Italia, contó con la participación de Azuzena de Musa, la esposa del también asesinado Khalik Musa y madre de la también asesinada Marjorie Musa. Estuvo ahí, Wendy, la esposa de uno de los pilotos de autobus, que también han sido asesinados; y su testimonio conmovedor erizaba los pelos. Estuvieron, también, Eduardo Rodas, el hermano de Rodrigo Rosenberg; y el Comitè Coordinador de Asociaciones Agrìcolas, Comerciales, Industriales y Financieras.
La nota alegre, porque al final esta gesta es una fiesta familiar, la pusieron los integrantes de un convite de Sumpango y miles de globos que fueron soltados en memoria de las víctimas de la delincuencia y de la criminalidad.
La Plaza Italia se llenó de personas que llegan con entusiasmo y con cariño a expresarse. Las pancartas fueron variadas y los mensajes los puede usted leer en las fotografías. Como siempre, ahí había personas de todas las edades, condiciones sociales, persuasiones políticas y de todos colores.
Cuando uno comparte ese espacio y esos momentos, al lado de personas como las que organizan las manifestaciones y las que asisten a ellas, no puede sino sentirse conmovido y animado. El mensaje de Rosenberg en el sentido de que Todavía estamos a tiempo, para detener el deterioro institucional del país, parece tener muchísimo sentido cuando uno siente, de cerca, el espíritu de lucha y de compromiso que se siente entre quienes acuden a la plaza.
Por supuesto que sabemos que nos espera un camino largo; y sabemos que enfrentamos a un poder formidable e inescrupuloso; y para tener una buena perspectiva de lo que ocurre les recomiendo leer
este artículo de Pedro Cruz, miembro de Jóvenes por Guatemala.
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This entry was posted on lunes, junio 15th, 2009 at 1:35 am and is filed under Guatemala, Justicia, Khalil Musa, manifestaciones, Rodrigo Rosenberg.
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El pueblo (casi) tiene intactas las energías.