El volcán Santo Tomás, conocido localmente como Cerro Pecul, se encuentra sometido a uno de los peores desastres ecológicos de los últimos años en nuestro país. Gracias a mi amiga, Renata, por llamar la atención sobre este incendio.
El Volcán Pecúl, fue declarado como área protegida en 1956 y se encuentra ubicado entre los departamentos de Quetzaltenango, Suchitepéquez y Sololá, abarcando varios municipios.
Su importancia ambiental radica en que contiene por lo menos tres diferentes ecosistemas que albergan diversidad de especies de flora y fauna cuya rareza en Guatemala y el mundo, les otorgan relevancia para su conservación. También es importante como zona donde se originan varios ríos de la región.
A pesar de ser área protegida (como la Laguna del Tigre, Punta de Manabique, y otras áreas iguales que están amenazadas por invasores y por narcos), el Volcán Pecúl se está quemando, desde hace 8 días, un incendio forestal consume los bosques del área y a pesar de que muchas personas particulares y representantes de entidades públicas y municipalidades del área, han intentado controlar el incendio, muchos extraordinarios especímenes de fauna han muerto debido al humo y al fuego emanado.
El área alberga especies únicas en el mundo, tales como el pinabetes, tillándsias, canacs, algunas de orquídeas muy raras, quetzales, auroraa, pavos de cacho, cerdos de monte, chipes cabeza rosada, pumas, coyotes, zorros, jaguarundi, pizotes, tángaras, y muchísimas más que en este momento ¡se están muriendo quemadas!
La capacidad de las entidades a nivel regional, ha sido rebasada por este siniestro, debido a su magnitud (hasta el día de hoy se han quemado 350 hectáreas de bosque, incluyendo uno de los pocos bosques naturales de pinabete que aún existía en el país y que se constituía en parte fundamental del futuro de esta especie única a nivel mundial); y a las dificultades que representa el terreno para realizar las labores de control (un rango de 40 a 100 % de pendiente). Existen áreas inaccesibles para los voluntarios y personal de las entidades, carencias de equipo para sofocar el incendio, y existe mucho agotamiento físico y mental de los involucrados (el camino más corto para llegar a la cima se recorre en no menos de 4.5 horas a pie, a partir de donde los vehículos se quedan parqueados, todo el camino es una pendiente pronunciada).
Se necesita más ayuda para controlar el desastre, principalmente el apoyo de vehículos aéreos que puedan lanzar agua y sofocar el incendio en los sitios donde el personal no puede realizar sus labores.