Fui orquideólogo durante algunos años e incluso llegué a servir como juez en exhibiciones. Y lo que me gusta de las orquídeas es su altísimo nivel de especialización.
Hoy, en The New York Times que publica Prensa Libre, leo algo que ya sabía; pero con un twist: hay orquídeas que seducen a sus polinizadores con falsas y desvergonzadas promesas de sexo.
Las Stepalia lingua, de Austrialia, se parecen tan convincentemente a las hembras de ciertas avispas, que los machos de la especie copulan con ellas y llegan a la eyaculación. El costo de este ardid puede ser enorme para las avispas, porque si los machos desperdician su semen en las orquídeas, ¿qué queda para las hembras de verdad?
Dicho lo anterior, los científicos se preguntan que ¿por que es que una flor evoluciona para poner en peligro la capacidad de reproducción de los polinizadores? Si le interesa el tema puede leer más aquí; y resulta que la orquídea se beneficia en lugar de salir perjudicada.
Al margen de todo el tema científico, en lo que me puse a pensar es que menos mal que entre las orquídeas y entre las avispas no hay ecohistéricos, feminazis, etnicistas, y otras especies que nos aquejan a los Homo sapiens. Si los hubiera, ya habría grupos demandando a las orquídeas y acusándolas de explotadoras, habría grupos acusando a los machos de irresponsables copuladores, habría grupos acusándolas de racistas. ¡Habría grupos exigiendo leyes que regularan todo este asunto! En fin…usted ya se imagina.
jejeje me dio gracia tu post. Ya quisiéramos muchas tener ese pegue que tienen las orquideas.abrazos.Son de mi flores favoritas, por cierto. Son selectivas, no se dan en cualquier lugar pero si las sabes cuidar, te adornan el espacio mejor que casi cualquier flor.