Cuenta una historia que el presidente dominicano Ulises Heureaux (conocido como Lilis), mandó a matar a un enemigo político. La cuestión fue presentada a la Prensa como un suicidio y ahí quedó la cosa. Ahí quedó hasta que un periodista amigo del suicida publicó que era raro que la pistola estuviera en la mano derecha del muerto y que la bala le hubiera ingresado por la sien derecha, cuando el difunto era zurdo.
Heueraux mandó a llamar al periodista y le dijo: “Vea, amigo, la gente se suicida con la mano que le da la gana”.