Dicha con voz como de bóveda, la frase Dame mi nalga y te doy tu guacal es parte de un cuento infantil y tradicional de miedo; de esos con los que los viejitos asustaban a niños incautos durante estas fiestas del Día de los muertos y del Halloweeen.
Aquello se me vino a la cabeza ahora que el ministro de Finanzas Alberto Fuentes Mohr anda
asustando con eso de que su cartera tiene problemas serios de caja, de que peligran los pagos y que al estado se le están agotando los fondos para su funcionamiento. La administración asegura que la crisis de liquidez hace peligrar su funcionamiento (como si funcionara); y, aquí está la clave de todo el drama:
si no consiguen los fondos necesarios en breve, hay riesgo de caer en el cese de pagos a proveedores.
Maestros en el arte de gastar y de desperdiciar; pero inútiles para priorizar, optimizar y producir, los burócratas están desesperados y andan asustando con que no les pagarán a aquellos que les facilitan bienes y servicios -muchas veces a cambio de comisiones y muchas veces a sabiendas de que están haciendo negocios raros-.
Claro que en vez de recortar gastos inútiles y superfluos, lo único que se les ocurre a los burócratas y a sus cómplices es elevar impuestos o pedir préstamos. Y por eso es que los cuentos de miedo del Ministro no deben ser tomados muy en serio.
Lo que corresponde, si es que es cierto que a la administración le hace falta plata, es que revise su presupuesto y que recorte todas, y absolutamente todas aquellas actividades que no sean absolutamente necesarias y que, por lo tanto, resulten cargosas para los tributarios.