Del doctor Rudolf García-Gallont recibí el siguiente comentario sobre mi columna titulada ¿A cómo el riñón?. Mis comentarios a la opinión del galeno, abajo.
Me parece muy interesante, que cada vez más personas en el medio se ocupen del tema “donación de órganos para trasplante” en Guatemala. Ello refleja, sin duda, que el problema está presente en nuestro medio, y como tal acarrea una gama grande de aspectos relacionados, que incluyen legislación, solidaridad, obligaciones del Estado, comercio de órganos, gastos millonarios para mantener actualmente a miles de pacientes en diálisis, aspectos bioéticos, limitaciones de toda índole, etc.
Es interesante el planteamiento que Ud. hace acerca de legalizar la venta de riñones para subsanar la escasez. Por el momento, la legislación vigente prohíbe la venta o comercialización de órganos o tejidos en Guatemala (artículos 8 y 9 del Decreto Legislativo 91-96), pero en mi opinión, independientemente de esto, el tema de legalizarlo presentaría varias aristas. Veamos los diferentes “modelos” que existen al respecto:
Está, en primer lugar, el modelo hindú/pakistaní: En estos países, donde el ingreso per-cápita anual es de US$ 500, se encuentra –obviamente- el terreno ideal para comercializar riñones, de los cuáles al fin y al cabo tenemos 2, y uno de los dos puede ser “entregado” sin aparentes riesgos. El problema se suscita, sin embargo, cuando vemos el patrón repetitivo de las características del Comprador y el vendedor, y los precios que se pagan, puestos SIEMPRE por el Comprador! Siempre son pacientes de recursos acomodados, los que buscan por esta vía obtener un riñón, y el “donador” recibe en promedio US$ 500 por su “donación de órgano”. Esta cifra -astronómica para el hindú, porque representa acceso inmediato al ingreso de todo un año- es irrisoria para cualquier persona en condiciones mejores, y representa por lo tanto, un crudo modelo de EXPLOTACIÓN. Lo más interesante del caso es, sin embargo, que un grupo de sociólogos que dio seguimiento a familias de “donadores”, reportaron en el meeting de “Global Transplant”, presentado en Madrid en febrero del 2006, que en un 95% de casos, este “masivo” ingreso NO modificó el status socioeconómico o las condiciones de vida de estas familias, que continuaron estando en la exacta extrema pobreza que venían sufriendo antes. Y, ¿cómo se esperaba, pues, que US$ 500 pudieran cambiar esta realidad? Y que Dios proteja al “donador”, porque NADIE le vá a dar seguimiento médico para prevenir una deficiencia orgánica a largo plazo en él.
Se presentó también en el “Global Transplant” el modelo por Ud. mencionado de Irán. Aquí, el Estado, viendo lo oneroso que es mantener pacientes en sistemas artificiales de vida, como la diálisis peritoneal o la hemodiálisis, ha optado por asumir él mismo el papel de “Comprador” de riñones, como Ud. dice correctamente por un valor de US$ 2000-4000, según el momento en el mercado (oferta y demanda!). Y, adivine qué? La lista de espera por riñones ha desaparecido, y ahora más bien, hay una lista de espera para vender un riñón. El único problema es, que, otra vez: Los que hacen cola para vender sus órganos, son personas de escasos recursos, que creen, con visión muy cortoplacista, que 2000 o 4000 dólares les van a solucionar sus problemas. Pregunto: Dejaríamos Ud. o yo, a un hijo propio o a algún miembro de nuestra familia, que vendiera un riñón por US$ 500, o por US$ 5000, o por cualquier otra suma? Entonces, porqué habríamos de impulsar un modelo que espera esto de otras personas, solo porque nosotros no las conocemos? No es esto una filosofía de Utilitarismo en su máxima expresión?
Esto me recuerda cuando, hace algún tiempo, dí una entrevista sobre el tema en alguna emisora que tiene un programa matutino en Inglés. Y, cuando iba entrando más tarde al edificio de mi clínica, me encontré con la esposa de un acaudalado finquero, quien –por supuesto- había oído el programa en Inglés. Reproduzco nuestra plática: “ala, Doc, que bueno que ya se esté haciendo conciencia en Guate con este tema de la donación de órganos. Yo le ofrezco hablar con mi marido, para que en la finca demos platicas de esto. Esa gente debe estar consciente de que debe donar sus órganos …!… “
Yo creo, que en Guatemala (y en todos los países), más bien lo que necesitamos es muy distinto de éstos modelos de clara y crasa explotación y venta de órganos. Columnas como la que Usted escribe en medios importantes de comunicación, deberían más bien ayudar a divulgar el mensaje, de que en Guatemala, TODOS los ciudadanos nos declaremos DONADORES DE NUESTROS ORGANOS para el día en que fallezcamos. En un país con una -tristemente alta- tasa de muertes por violencia y accidentes, diariamente se entierran inútilmente docenas de riñones, córneas, corazones, hígados, pulmones, páncreas, córneas, huesos, cartílagos etc, que podrían –con toda seguridad- rendir cuenta en forma mucho más efectiva a la lista de pacientes en espera de un órgano. La legislación vigente, Decreto Legislativo 91-96 regula sobre el tema, y dá la opción a todo guatemalteco y guatemalteca mayor de edad, a hacer esta elección en vida; y si no lo hizo y fallece, delega en los familiares directos la potestad de donar los órganos de su ser querido.
Calcule Usted, cuántos riñones podrían obtenerse, si TODOS dijéramos un gran SÏ solidario, en bien de nuestros paisanos que esperan riñones, y también otros tejidos que NO pueden donarse en vida, como lo son las córneas! Este es el mensaje, que Fundación Donaré está esparciendo en Guatemala desde hace más de dos años, y la necesidad a la que las Autoridades de Salud corresponden mediante la creación de la Unidad de Trasplantes del Hospital General San Juan de Dios, y mediante la puesta en función a corto plazo de las entidades que deberán, como lo manda la Ley, velar por la transparencia, equidad en acceso y distribución, control de calidad, bioseguridad en cuanto a enfermedades transmisibles y trasplante exitoso de órganos donados. Y que la Donación inter-vivo de riñones (actualmente predominante en Guatemala), continúe como hasta ahora, en el contexto del Donante Vivo emparentado o emocionalmente relacionado, con las dadas excepciones como el “donor-matching-program” de los EUA, perfectamente admisibles, que Usted menciona al principio de su interesante y bien documentada columna.
Para finalizar, quiero parafrasear una cita de su columna, donde Ud. pregunta:
“Aquí en Guatemala, ¿cuántas personas mueren al año en espera de un riñón que pudiera estar allí si hubiera incentivos suficientes?” Yo quisiera plantear la contra-pregunta:
“Aquí en Guatemala ¿cuántas personas mueren al año y se llevan a la tumba sus órganos, que pudieran estar allí para los pacientes, si todos nos declaráramos solidarios respecto al tema de Donar Nuestros Organos…?
Jefe Unidad de Trasplantes
Hospital General San Juan de Dios
Cédula A-1 525958
Mil gracias por su atención, y un respetuoso saludo,
Dr. Rudolf García-Gallont
Gracias, doctor; pero creo que la obligación legal de entregar uno sus órganos no es solidaridad. Es una manifestación del principio perverso que supone que no somos dueños de nosotros mismos. Si la donación es voluntaria me parece buenísimo; pero una presunción legal como la de España es la negación de la más elemental dignidad humana en el sentido de que supone que, a menos que nos manifestemos expresamente en contra, somos “propiedad ” de otros.
Yo creo que el principio que debe prevalecer es el de “Tú eres el dueño de tu vida; y en consecuencia, eres el dueño de tu cuerpo”. Por otro lado hay que tomar en cuenta algo muy importante: que se reconozca el derecho a vender algo que es de uno, no excluye que uno tenga derecho a donarlo. Una cosa, no elimina a la otra. Lo de la venta de órganos sólo abre más posibilidades, porque no descansa sólo en la benevolencia, ni en el altruismo.
El principio que propongo es contrario a la creencia de que uno es parte de un gran plan, de una gran máquina, o de una sociedad a las que se debe en cuerpo y alma. También creo que el dinero no es la raíz de todos los males y que, al contrario, es señal de virtud. Por eso creo que no hay nada malo en dar dinero (valor) a cambio de un riñón.
Actualización: Si le interesa el tema, por favor lea:
Alleviating the Organ Shrtage;
Organ Sales and Moral Travails: Lessons from the Living Kidney Vendor Program in Iran;