De acuerdo con una
historia de Isaiah Berlin, el puercoespín es un animalito que sabe defenderse como nadie; y cuya estrategia consiste en enrollarse en sí mismo y amenazar con sus púas, que medra en la oscuridad, que siempre anda cerca de su guarida, pero cuya vida es muy monótona. Contrasta la existencia del puercoespín con la vida del zorro. La de este último animalito transcurre en el campo abierto, y depende de su astucia, así como de su velocidad. De esto me acordé ahora que estoy leyendo el libro
The future and its enemies, por Virginia Postrel. Y pensé que entre nosotros hay puercoespines y hay zorros, así como hay
stasits y hay
dynamists.
Los puercoespines (o stasists) no quieren que las cosas cambien, prefieren la seguridad y el orden, quieren un diseño y un plan para cada cosa, le temen al futuro. Los zorros (o dynamists)-en cambio-saben que todo está en constantes cambio y movimiento; prefieren la libertad; saben que hay cosas demasiado complejas como para que alguien pretenda diseñarlas, o planificarlas; y les empciona el futuro.
Los puercoespines tienen su estrategia y aplican su modelo a su mundo estable; pero los zorros siempre están en un proceso de aprendizaje, evolucionando, concientes de que el mundo es tan complejo, que el proceso de aprendizale (y de prueba y error) no termina nunca. Y eso no les molesta, sino que al contrario, los incentiva y los anima.
El puercoespin que ilustra esta entrada vive en la casa de mis amigos Martine y Louis, en Suiza. Las hojas verdes que rodean al animalito son del arbusto de fresas que ellos tienen en aquel jardín al que todas las noches, a eso de las 10:00 p.m., llega el puercoespín. La foto es por Martine de Montmollin.