¡Hasta la victoria siempre!, socialismo o muerte. Así dice la fotografía que nos muestra hoy el diario guatemalteco Siglo Veintiuno en su carátula. No debe sorprendernos que abajo diga El Salvador Chavista y que la foto del orate esté incluida también.
Lo de orate, claro, es sólo un decir para faltarle al respeto adecuadamente; porque parece evidente que Hugo Chávez sí sabe bien lo que está haciendo, y parece evidente que la palabra muerte está en sus planes.
En medio de la ineptitud de su administración, de sus problemas internos y de la caída de su aceptación pública, no es extraño que los dictadores y los aprendices de dictadores acudan a la guerra o a la amenaza de guerra para distraer y para ganar tiempo. Total, para la gente como Chávez, los persona són sólo medios para alcanzar otros fines.
Que Bachelet, Duarte, Kirshner y los de su clase azuzen las posibilidades de un conflicto bélico en suramérica no me extraña; pero lo que procede es llamar a la calma, rechazar la cultura de la muerte y, en su momento, condenar al vesánico Chávez y a sus consentidas, las FARC.
A mí me molesta mucho que Chávez tenga por héroes a esos secuestradores, asesinos y terroristas que son los miembros de las FARC. A mí me molesta mucho que los miembros de las FARC corran como ratas a esconderse en Ecuador (como hacían los de la URNG en México) y que en Correa encuentren a un protector para sus fechorías (como los de la URNG lo recibían de López Portillo).
Con todo y todo, este es el momento para saber en qué colchón brincan las pulgas de quién.