Este rebaño de cabras me lo encontré hoy en la mañana cuando andaba por el centro de la ciudad. Me causó mucha gracia, como me causa gracia siempre que encuentro estos contrastes entre la urbe moderna que es Guatemala, y los resabios de la vida decimonónica.
Bueno…tampoco decimonónica, porque recuerdo que mi papá solía comprarnos a mis hermanos, a mis primos, y a mí, leche de cabras que pasaban por nuestra casa allá por 1980.