Usted estará de acuerdo conmigo en que la naturaleza del tráfico vehicular en ciudades como Guatemala, Huehuetenango, Cobán, La Antigua y Chiquimula, para citar unas pocas, es diferente. Las ciudades son diferentes; del mismo modo en que las necesidades y los hábitos de sus habitantes también son distintos.
Por eso tiene todo el sentido del mundo que la regulación del tráfico y del transporte pesado no sea un asunto que deba estar centralizado en las alturas del Organismo Ejecutivo, sino que debe ser una facultad propia de cada una de las localidades interesadas. Los habitantes de cada municipio deben decidir qué tipo de regulación van a tener para el tráfico en sus calles, y asumir las consecuencias.
Lo que no es aceptable, ya sea que venga del gobierno central, o venga de los gobiernos locales, es que quienes ejercen el poder restrinjan la libertad de las personas y pretendan modelar las ciudades a su antojo. Establecer horarios para la circulación del transporte pesado, como limitar el uso pacífico de la propiedad al margen de las necesidades de los propietarios, es un abuso; y no tiene más asidero que la arrogancia de los burócratas que tratan de construir un orden, porque el que hay les incomoda.
Para entender más acerca del problema del tráfico estoy leyendo Street Smart, editado por Gabriel Roth.
El autor del primer capítulo es el mismo Roth; y él observa algo que los chapines vemos en nuestras calles: que como el sistema está fuera de la economía de mercado y no responde a las necesidades de los consumidores, exhibe las características propias de las economías dirigidas: congestiones, colas, deterioro y desperdicio. Dígame usted si no.
Otra cosa que nota, y que no nos es difícil notar también, es que el tráfico se pone peor en las zonas urbanas. El se da cuenta, pero la mayoría de nosotros no, de que en todo esto hay un problema de libertad individual: aunque uno es libre para comprar carro (con los propósitos tener más movilidad, de ahorrar un montón de tiempo que perdería en el transporte público y de mejorar su calidad de vida), uno no es libre para adquirir un mejor servicio de calles, o carreteras. Hay las que da la administración, y ya.
En una sociedad libre, dice Roth, aquellos que necesitan bienes y servicios (incluidas las calles) deberían de poder adquirirlos de los proveedores apropiados.
El problema para los usuarios de las calles capitalinas, en Guatemala, es que no vivimos en una sociedad libre. Hasta ahora todas las señales apuntan a que el Ayuntamiento quiere diseñar la ciudad a su antojo. La Zona Viva está siendo modificada para que cada vez sea más y más hostil para los vehículos. El Centro Histórico está siendo momificado. En un descuido, y si la administración logra hacer pasar su Plan de Ordenamiento Territorial, la propiedad privada será prácticamente eliminada. El 33% de la Aguilar Batres se mantiene vacío mientras que el 66% de la arteria está congestionado. Hoy, los dioses del Palacio de la Loba están asfixiando a la industria y al comercio (que le da empleo a la gente que trabaja en la ciudad) mediante una regulación del transporte pesado que impone costos innecesarios y absurdos. Mañana, ¿que vendrá? Si usted apoya este disparate de sacar a los camiones de las calles citadinas, prepárese para que la Comuna disponga que los lunes, miércoles y viernes sólo puedan circular los vehículos con placas impares, o alguna arbitrariedad parecida.
Roth explica que los principios que gobiernan la provisión de recursos escasos en las sociedades libres son bien conocidos. “Los aplicamos a necesidades como la energía, la comida, el agua y los automóviles. ¿No es tiempo de aplicarlos a ese recurso escaso, denominado espacio para el tráfico?”. Yo opino que sí, y que eso es mejor que todo lo que he oído y leído hasta ahora.
Publicado en Prensa Libre el sábado 18 de agosto de 2007
Es increible pero cada vez que transito por las calles de la ciudad me siento como un conejillo de indias víctima de los experimentos de la municipalidad de Guatemala, ya que donde uno suele transitar una mañana y sin previo aviso, esa calle puede amanecer adornada con los vistosos conos fosforecentes que indican que alli NO HAY PASO y que para llegar a mi destino tengo que dar una vuelta 4 cuadras más abajo (si bien me va) sobre una calle super congestionada que trae el tráfico de otras calles más, que tambien fueron cerradas o calles que suelen ser de doble vía a un determinado interválo de horas funcionan de una sola vía como es el caso de la calle Montúfar en las mañanas.El asunto de los contenedores y camiones como causantes del tráfico es algo no fundamentado y prohibir su paso es una medida populista para tapar el sol con un dedo, los causantes del caos vehicular son los mismos policías de tránsito, los encargados de trazar el flujo vehicular, los encargados de la “genial” idea del transmetro (que no es una mala idea, solamente esta mal desarrollada)y el mismo alcalde.Por mi parte le voy a negar el paso al Sr. alcalde por 4 años por causar congestionamiento, así como él hace con lo que cree que estorba, lo único malo es que no se a quién le daré vía ¿?, creo que será otra calle que dejaré libre.
Lei tu opinión en Prensa Libre…yo trabajo en carretera al Salvador, y hace 1 mes me cambié a vivir aqui cerca… solo en éste mes que dejé de manejar cerca de 2 horas y media para llegar a mi antigua casa, podría decir que un 80% del stress desapareció… entre còleras, y cóleras cuando uno maneja, realmente eso no es vida tomé la decisión de mejorar mi calidad de vida y dejar de desperdiciarla metido 2 horas en el carro… asi me salga más caro.Lo que deberían de arreglar es el transporte urbano y extraurbano que zigzagea en los bulevares a su antojo parando donde quieren y reincoporandose o rebasando los carriles sin el más mínimo reparo en los demás exponiendo nuestros carros y vidas a la cultura de los choferes…Por otro lado yo nunca he tenido problema con el transporte pesado… y ya hace varios años que no circulan en el mismo horario eso si , pero en las calles pareciera que si, en cada hoyo, bache y gradas que mis shocks deben soportar.
De verdad no pretendo que suene a burla, pero viene cualquiera del extranjero, alquila un auto y un mapa y se va a matar.Para ir “aquí”, tenés que dar vueltas en 8 haciéndote un colocho. A pie solo te cruzás la pasarela. Es absurdo.Acaso no se pregunta ustedes, si acaso no vivieran en Guatemala desde hace años viendo crecer la ciudad, si entenderían las señales? la señalización? cómo llegar de un lugar a otro?alquilen un auto como extranjeros (suponiendo no conocen nada) y salgan de aeropuerto rumbo a la antigua… a ver si le atinan a los colochos.
Excelente artículo Luis, y los comentarios que he visto me parecen muy atinados.Creo que ese “señor” regente de la capital, se está enfrascando en campañas personales basadas en meras especulaciones y pensares personales, ya que muchos de los residentes hemos salido mucho más afectados con sus “remedios” que con la “enfermedad” que nos puede presentar la ciudad capital, hablando de tráfico vehicular, infraestructura, etc.Eso sin tocar a la PMT, que se ha vuelto nido de abusos y hasta violadores (como se vió con el caso de la PMT de Sta. Catarina Pinula)Creo que la alcaldía capitalina necesita verdaderos “ingenieros” o ingeniosos, o que al menos escuchen la necesidad del vecino, y no sólo pretendan jugar al niño que acaba de comprar su arenera de hormiguitas…Me gustaría preguntarle a los afectados por el boquete de la z. 6, sobre cuál ha sido el apoyo de su alcalde? Es increíble que un problema de esa magnitud que involucró a Empagua, a la alcaldía, a CONRED, al Cuerpo de Ingenieros del Ejército, al Insivumeh y creo que hasta al Arzobispo Metropolitano y al mismísimo San Pedro!!!, no haya sido resuelto a estas alturas!!!
lamentablemente, muy pocas personas realmente se preocupan por ver esta perspectiva, hace un tiempo mi hermano platicaba con urbanista, que le decía que en las grandes urbes del mundo las personas estaban acostumbradas a caminar, en Guatemala no y por eso pasa cosas como la de la Aguilar Batres