Mi amiga, doña Beatriz, me contó que el 25 de junio de 1944 ella y dos amigas asistieron a la célebre manifestación contra don Jorge Ubico, en la que fue asesinada la docente María Chinchilla. Doña Beatriz tenía motivos para estar ahí porque su padre había sido fusilado por el dictador. Mi amiga también recibió un balazo en aquel día fatídico; pero vivió para contarlo. Aquel asesinato es el origen de la celebración de hoy.
A lo largo de mi vida tuve Maestros (con mayúscula) y maestros (con minúscula). Los tuve generosos y buenos; y los tuve despreciables y corruptos. Los tuve sabios y verdaderamente modestos. Pero el balance es positivo…tuve Maestros a los que quise, respeté y admiré. De hecho, ¡tengo Maestros a los que quiero, respeto y admiro!
¿Quienes han sido mis mejores Maestros? Aquellos a quienes les he importado, aquellos que descubrieron que había que tenerme paciencia, los que aguantaron la audacia de mi ignorancia, los que no se desanimaron conmigo, los que me empujaron y me halaron cuando me quedaba atascado, y los que me han honrado con su amistad.
Lo que es una lástima es que la festividad del Día del Maestro se celebre a la sombra del magisterio como una forma de burocracia que crece como un cáncer, al ritmo escalofriante de 9 de cada 10 puestos de trabajo estatales. Creo que los Maestros de verdad merecen una celebración que no esté manchada por los intereses de buscadores de rentas parasitarias, intereses como los de aquellos que hacen como que enseñan y viven a costa de un sistema que perpetúa el parasitismo.
O mejor aún, una celebración que no esté manchada por maestros que usan el dinero de los tributarios para deformar las mentes de los más vulnerables; que lo usan para imponer el pensamiento único, para minar los fundamentos de la civilización y para criar súbditos en vez de ciudadanos. Urge quitarles a los políticos y burócratas el control de las mentes de los niños y jóvenes. ¿Tu que piensas?
¡Ms respetos a los buenos maestros!
Columna publicada en elPeriódico.