Según la bancada de la Nacional de la Esperanza -el partido de Sandra Torres- en la Gerencia de Investigación de la Superintendencia de Administración Tributaria hay controles escasos del personal que está a cargo de las investigaciones [contra los tributarios] y no hay procedimientos para elaborar los casos, situaciones que dan lugar a abusos.
Y puede que la denuncia sea electorera, como dice el exjefe de la SAT, Juan Francisco Solórzano Foppa; pero, ¿y si no?
De cualquier manera, siendo bien conocida la voracidad tributaria de los políticos y funcionarios que tienen a su cargo tomar dinero ajeno por la fuerza, para luego repartirlo entre intereses particulares y específicos con los que los propietarios de aquel dinero no siempre colaborarían pacífica y voluntariamente, ¿por qué no iba a haber abusos?
A mí me parece muy sospechoso, por ejemplo, que a la GIS se le atribuya la compra de drones y de binoculares de visión nocturna. ¿Para qué quieren, los publicanos, drones y anteojos de larga vista para ver en la noche? Eso es como cosa de espías. ¿O no?
Otra cosa rara es que la GIS fue establecida en septiembre de 2016 y pasaron casi dos años antes de que esa unidad tuviera procedimientos aprobados; o sea que en aquel lapso sus operaciones fueron arbitrarias.
La aditoría interna de la GIS ha encontrado que algunos expedientes tienen componentes físicos; pero están incompletos y otros están en formato electrónico, igualmente incompletos. En algunos no están la firma de visto bueno del gerente de turno, la notificación del juzgado correspondiente y/o los cierres de los casos. Sospecho que todo aquello ha de ser un desorden del que nadie se hace responsable, y que en ese caos medran la arbitrariedad y los abusos.
Menos mal que, en agosto de 2018, la Corte de Constitucionalidad suspendió el acceso de la SAT a información bancaria de los tributarios con el fin de investigarlos para cobrar impuestos.