La cohetería de la Nochebuena chapina nunca deja de maravillarme. Toda la noche, desde que oscurece, la ciudad se ilumina con fuegos artificiales aquí y allá; pero a la media noche los fuegos y las luces alcanzan intensidades muy emocionantes. En toda la ciudad de Guatemala -y supongo que también en otras poblaciones- los juegos pirotécnicos nos fascinan a quienes tenemos la dicha de disfrutar sus formas ingeniosas y sus colores.
En la antigüedad el solsticio de invierno se celebraba porque a partir de ese momento las noches empezaban a hacerse más cortas y volvía la luz. Por eso es muy apropiado que el fin del 24 de diciembre sea celebrado con luces y fuegos festivos.
Cada año los fabricantes de fuegos artificiales producen formas más complejas y combinaciones de colores novedosas y todo esto me lleva a mi niñez. Cuando yo era niño no había nada parecido. Las candelas romanas, las varas de luces y otros artificios que había eran extremadamente modestos en comparación a lo que podemos ver y disfrutar ahora.
Los chapines tenemos la costumbre de quemar cohetes el 24 a la media noche, el 25 a las doce del día y de nuevo a las seis de la tarde. Toda la ciudad -y supongo que también otras poblaciones- se alegra con el coheterío.
¡Que vuelva la luz!…y que los encuentre a ti, a tu familia y a tus amigos rodeados de amor y de paz.