En su ropero, la tía de un cuate tenía una pequeña alcancía de plata en la que guardaba monedas de oro del siglo XIX. Debido a imágenes como esta, algunas personas modestas creen que la riqueza es acumular monedas.
Antes del capitalismo, cuando la riqueza no se hacía, tenía sentido acumular dinero –que, en general, era lo mismo que monedas de algún metal precioso. Los de una ciudad, saqueaban el oro de la ciudad vecina. Las riquezas que soñaban príncipes, generales y pillos, eran tomadas, o extraídas por la fuerza. Antes del capitalismo, el comercio, esa actividad pacífica y virtuosa que posiblemente fue el origen de la vida gregaria, permitía el tráfico de riquezas pero no las multiplicaba.
El capitalismo (que no es mercantilismo) liberó a los humanos de la necesidad de expoliar –legal, o ilegalmente– y les abrió la posibilidad de hacer riqueza o hacer dinero.
Ningún rico (chispudo) acumula monedas en una hucha, o en una caja fuerte a no ser que sea porque las colecciona, o algo parecido. Los ricos que merecen sus riquezas invierten su dinero, si quieren seguir siendo ricos. En realidad, si alguien acumulara monedas (como creen personajes como M.R. Morales) lo que ocurriría es que la inflación carcomería su riqueza. Los ricos, si quieren seguir siendo ricos, invierten sus riquezas en emprendimientos que –si son racionales– tienen posibilidades de ser exitosos. Y si no fracasan, muchas personas trabajan para ellos, muchas personas se benefician con lo que producen. Y crean riqueza. Los ricos emprendedores y exitosos hacen dinero y crean valor. En cambio, los ricos que lo son a causa de tomar dinero ajeno por la fuerza, destruyen valor.
Aun si un rico solo guardara su dinero en un banco, y no hiciera nada con él, en condiciones de mercado esas riquezas encuentran el camino para llegar a manos de alguien que intentará multiplicarlas. Y si tiene éxito en su empresa, crea riqueza.
La riqueza no se guarda en tecolotes de barro y sirve para vivir mejor; y a todos nos conviene que más personas se hagan ricas produciendo más y mejor, y que más personas trabajen produciendo. Si te interesa conocer la naturaleza del dinero, te recomiendo el discurso de Francisco D’Anconia en http://tinyurl.com/cvwkfqr/
Columna publicada en El Periódico.