Hoy coseché las cebollas de mi balcón. Estas tres son consecuencia de que un día de estos había una cebolla que no íbamos a consumir en la casa, y para evitar que se desperdiciara la sembramos en el arriate de mi balcón. Esta es la segunda generación de aquella cebolla que -en vez de ir a parar a una salsa bolognesa, o a un spaghetti con pulpo- ahora me da mucha alegría cuando aprovecho a sus descendientes.