¡Mañana se acaba la administración de los Colom/Torres-Espada! Una que se distinguió por ser obscenamente corrupta, increíblemente inepta, e inmensamente endeudadora. Fiel al adagio aquel de que Gobernar es gravar para gastar, la administración socialdemócrata se dedicó a repartir el dinero de los tributarios, el de los donantes y el del endudamiento entre su clientela.
A Álvaro Colom, el más patético de los tres protagonistas de este lamentable período constitucional, lo conocí cuando él era directivo de la entonces Gremial de Exportadores de Productos No Tradicionales, y –obsecuente como pocos– se puso del lado de Vinicio Cerezo cuando el ahora expresidente no pudo resistir la presión que le puso el periodista José Eduardo Valdizán, en Teleprensa, y abandonó el estudio del noticiario en plena transmisión. Entonces yo dirigía la Oficina de Información del Sector Empresarial y ¡como pasé vergüenza ajena por la actitud de Colom!
Luego, durante el gobierno de Jorge Serrano comenzó su carrera de Santa Clos, repartiendo lo que no era suyo, en el Fonapaz. Y ahí se hizo fama de regalón.
Me topé con él, más tarde, en el proyecto Visión Guatemala durante el cual se presentaba como sacerdote maya y excandidato presidencial de la exguerrilla. El difunto columnista Sam Colop cuestionaba el sacerdocio de actual Presidente y hacía divertidas mofas de él. Y a pesar de que se movía como pez en el agua, con la dirigencia indigenista, ocultó su sacerdocio durante las elecciones de 2003 y las de 2007. Y al final traicionó a sus aliados de ese sector al entrampar la reasignación de TV Maya para la Academia de Lenguas Mayas.
Durante su administración, importantes sectores de la exguerrilla tuvieron suficiente influencia como para intentar la venezuelización, ecuadorización y nicaragüización de Guatemala; pero no contaban con que los chapines han madurado alguito, ni con el mal recuerdo que tienen los guatemaltecos de los experimentos revolucionarios y del enfrentamiento que ocasionó la exguerrilla durante 36 años.
Colom, su exesposa y su Vicepresidente salen por la puerta de atrás en medio de befas públicas y en medio del escarnio. Esas son las verdaderas huellas de Álvaro Colom y de sus cómplices. ¡Que bueno que se van; no los vamos a extrañar!
Esta columna fue publicada en El Periódico.
Definitivamente no los vamos a extrañar, pero no basta con que se vayan, nosotros los ciudadanos de Guatemala necesitamos la rendicion de cuentas y el castigo a sus robos y abusos (JUSTICIA)!
Al parecer con esta infografia, no estamos de que mario estrada presidente de Guatemala, esperemos que como dices, la nación este un poquito mas despierta.