En esta hermosa casa trabajé entre 1985 y 1988 cuando ahí funcionaba el célebre y recordado noticiario Aquí el Mundo, dirigido por el periodista Mario David García.
Recuerdos entrañables me trajo esta visita al inmueble que, a pesar de su cambio de uso, todavía evoca su carácter señorial. ¿Sabes? Fue la casa de don Armando Moreno Barahona, diseñador a quien le debemos el Palacio del Correo, los salones y pasarelas de lo que fuera el campo de la feria de noviembre en tiempos de don Jorge Ubico, y el Palacio del Organismo Legislativo entre otras obras menores.
En Aquí el Mundo fui productor de la sección de noticias internacionales al medio día y luego fungí como productor general, también al medio día. Fui productor general del programa de la mañana. Fui locutor en off, y luego anchorman en la mañana y al medio día. Fueron experiencias inolvidables por las cuales estoy inmensamente agradecido.
De vuelta a la casa, a mano derecha de la entrada, al fondo, estaban los teletipos que eran unas de mis herramientas de trabajo. A mano izquierda en la ventana de esquina, estaba una salita de sesiones adjunta a la dirección general y en la ventana grande, más allá a mano izquierda, esaba la oficina del doctor García.
Acto seguido estaba la entrada a un patio de atrás que funcionaba como cocina y comedor para el equipo del noticiario, ese era el reino de doña Adelita, cuya cocina era muy sabrosa. Adyacente al patio había un corredor con arcada que conducía a la derecha a una sala de edición y a la izquierda a mi oficina. A mano izquierda de esa entrada estaba el cuarto de los guardias de seguridad y más a la izquierda había una galera donde funcionaba una litograría.
Ahora la casa da la impresión que fue dividida y que en ella viven distintas familias. Me dio pena pedir que me dejaran entrar al fondo porque pensé que era algo invasivo; pero ahora me arrepiento de no haberlo hecho porque me hubiera encantado explorar los espacios.
Después de cerrado el noticiario -y antes de que me fuera a trabajar al noticiario Tele Prensa- todavía trabajé unos meses en la litografía que operaba en el predio. Entonces, mi oficina estaba en el segundo piso, y la ventana era la esquinera sobre la salita de sesiones del primer piso.
Es una maravilla que la casa todavía esté en pie; pero, ¿sabes que no sobrevivió? La piscina y su pérgola encantadora, espacios que, de todos modos, siemrpe estuvieron vacíos.