Un recital con sabor a gratitud

¿Has visto alguno de esos cuadros de la Belle Époque, o del Renacimiento, en los que se celebra un recital en una atmósfera íntima y doméstica? Pues algo así fue el recital Frutos de gracias y bendiciones que –para celebrar los orígenes del Día de dar las  gracias– se llevó a cabo en La casa de los volcanes y fue organizado por Geraldina Baca-Spross y sus colaboradores.

Heber Morales al piano; Ana Lucía Sulin, soprano; Ricardo Del Carmen al cello y Yours Truly, narrador. Fotos por Raúl Contreras.

Durante la primera parte del evento, Heber Morales, al piano, y Ricardo Del Carmen, al cello, interpretaron Arioso, de Juan Sebastián Bach; Sonata Op. 14, No. 5 en mi menor, de Antonio Vivaldi; y La muerte del cisne, de El carnaval de los animales,, de Camille Saint-Saëns.

En la segunda parte, Ana Lucía Sulin, acompañada por Heber, nos deleitó con villancicos: Adeste Fideles, Hark, the Herald Angels Sing, Silent Night, Santa la noche, Blanca Navidad, Los peces en el río, Joy to the World; y con el himno Amazing Grace. En esta última, el público acompañó a Ana Lucía.

Heber Morales, Ana Lucía Sulin, Yours Truly, Geraldina Baca-Spross y Ricardo Del Carmen. Foto de Geraldina Baca-Spross.

¿Cuál fue mi papel? Pues Geraldina tuvo la gentileza de invitarme a narrar un texto que preparó sobre los orígenes de esa fiesta significativa que es el Día de dar las gracias. De modo que, entre pieza y pieza, fui contándoles a los presentes detalles sobre aquella celebración y su sentido universal que trasciende lo místico.

¡Por supuesto que Heber y Ricardo interpretaron magistralmente sus partes, y todos nos conmovimos con La muerte del cisne! ¿Y Ana Lucía? Cantó precioso y elevó Los peces en el río de una forma soberbia con su voz cautivadora. El encore fue La muerte del cisne.

En el intermedio fueron servidos bocadillos deliciosos, y gracias a Julanna O’Connor fuimos recibidos en su casa preciosa al pie del Volcán de Agua. ¿Qué sería del arte sin los mecenas como Geraldina y Julianna?

Recuerdos gratos
Por sí mismo, este recital fue una producción memorable; pero… además… me recordó los recitales entrañables que María Elena y Werner Seidel organizaban en su Villa Elena. María Elena y Werner eran mecenas del bel canto y la ópera; y, en su casa, Luis Felipe Girón May y sus estudiantes ofrecían recitales gratísimos que tuve la dicha de disfrutar varias veces.

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