Luisfi en “El pájaro de fuego”

 

Pues ahí está que no fui el príncipe Ivan, ni el mago Katschai, ni el pájaro de fuego en la magnífica presentación que ofreció el Festival Internacional Bravissimo 2022 el 28 de mayo pasado. ¡Pero tuve mi parte!

El pájaro de fuego es una suite de Igor Stravinsky con libreto de Mikhail Fokine. El¨ “ballet”  comienza con una introducción que sitúa al espectador en el mundo maléfico del mago Katschai. Seguidamente el telón se abre sobre el jardín nocturno del mago, en el que irrumpe el príncipe Iván persiguiendo a una misteriosa ave, mitad mujer, mitad pájaro, cuyo plumaje es también mitad oro y mitad de fuego. El príncipe consigue capturarla, pero el Pájaro de Fuego le ruega al príncipe que le devuelva su libertad. A cambio, el pájaro le regala una pluma mágica, con la que siempre podrá comunicarse con él. El príncipe lo deja ir y el pájaro, ya liberado, emprende el vuelo. 

Posteriormente clarea el día y aparecen unas princesas que fueron encantadas por el mago. El príncipe Iván baila con ellas y se enamora de la más bella, Zarevna. A lo lejos, resuenan las trompetas que anuncian la venida del mago, acompañado por un grupo de monstruos. Las princesas se refugian en el castillo y el príncipe queda frente al malvado Katschai. El príncipe recuerda la pluma del Pájaro de Fuego y lo llama para que venga en su ayuda. El pájaro aparece y en su enfrentamiento con el mago Katschai, el mago muere, retorciéndose entre gases sulfurosos. 

Todas sus víctimas recobran la libertad y el príncipe Iván lleva a Zarevna a su palacio, entre la alegría general.

Tuve la dicha de leer aquella trama, en el escenario del auditorio Juan Bautista Gutiérrez, de la Universidad Francisco Marroquín, previo a la intensa y hermosa presentación que hicieron el A&A Ballet, de Chicago y The Dancenter, de Guatemala con coreografía de Alexei Kremev.  Trinity Santoro fue el pájaro de fuego; Kyle Peterson fue el príncipe y Aiden Moss fue Katschai.

Esa fue la segunda parte del programa; y la primera también estuvo a la altura de lo que está acostumbrado el publico de Bravissimo.

El maestro Lester Godínez y su The Jazz Train Big Band saben interpretar con energía y pasión la música que imagino a mis abuelos bailando en el Club Guatemala, el Club Americano, o el Club Alemán en los años 40 del siglo XX.  La música de Benny Goodman y otros de esa talla.  En esta parte del programa también participaron las miembros del Atelier Dance Studio.  Arturo Xicay con el clarinete y el saxo, junto con otros solistas se lucieron esa noche.

Aquella big band, por cierto cumple 25 años en 2022.

El sábado vivimos una estupenda fusión de música y artes que incluyó ballet, jazz y una exhibición de arte en vidrio por Karin Weller.

Lo del ballet fue muy oportuno porque acabo de ver Nureyev, en Netflix y aquel documental no sólo me recordó lo mucho que me gusta aquella forma de expresión artística, sino que me confirmó que para el arte, la dignidad y la autodeterminación de los artistas es fundamental, Condiciones que sólo se tienen en libertad y no bajo una tiranía.

Si eres nuevo visitando Carpe Diem, quizá no sepas que he participado directamente en tres espectáculos de otros Bravissimo…además de la lectura que hice el sábado pasado.

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