¡Que alegre es ver, de nuevo, una caravana de estudiantes que se graduarán en el año! Hoy pasó por mi casa una de esas y me dio mucho gusto verla.
En algunos colegios es tradición armar una caravana vehicular y recorrer la ciudad con los autos adornados, música y la algarabía propia de jóvenes que están por terminar sus estudios de secundaria. Fue un crimen robarle a dos promociones no sólo el año más feliz de la secundaria, que es el último, sino uno de los dos años más felices de la universidad, que es el primero. ¡Que bueno que se está recobrando la tradición!
Seguramente en este año serán recuperadas otras tradiciones, en la media en que los chapines recobramos nuestra libertad.
Las tradiciones son importantes porque conectan a las generaciones, crean comunidad, nos dan sentido de pertenencia y estabilidad y sentido de propósito común…cuando ese hace falta. De ahí que el valor sanador y constructor de las tradiciones sea consecuencia de un largo proceso evolutivo, y no pueda ser el resultado de imposiciones, ni de prohibiciones.
¡Celebro los éxitos de los chicos de esta caravana y de las otras!, y les deseo lo mejor.