La vergüenza de ser es espantosa

 

En Canadá -y ¿por qué no en otras partes del mundo incluida Guatemala?- los datos sobre la pérdida de aprendizaje y la crisis de salud mental en los niños de edad escolar son devastadores, como consecuencia de las medidas políticas tomadas en el contexto del covid-19, en escuelas. Se ha pasado por alto la profunda vergüenza que sienten los jóvenes. A nuestros estudiantes se les enseñó a pensar en sus escuelas como centros de infección y en ellos mismos como vectores de enfermedades. Esto ha alterado fundamentalmente su comprensión de sí mismos, explica Stacey Lance en I´m a Public School Teacher. The Kids aren´t Alight, un artículo publicado por Common Sense with Bari Weiss.

© User:Colin / Wikimedia Commons.

Un vector -aprendí en la clase de Salud y seguridad en Sexto grado de primaria, con Miss Estercita- es un organismo vivo que acarrea un agente infeccioso de un animal infectado a un humano, o a otro animal. Las moscas, pulgas, garrapatas, mosquitos y piojos, son ejemplos de vectores.  Uno aprendía este tipo de cosas cuando le explicaban la malaria y otras enfermedades en clase. ¿Todavía se aprende eso en las escuelas y colegios?

Lo que más me preocupa, dice Lance, es que los niños sienten una profunda preocupación y vergüenza ante la perspectiva de romper las reglas.  Si así es en lugares como Canadá, ¿cómo será en Guatemala?  ¿Te imaginas el daño que eso hace en la autoestima de niños y de preadolescentes…incluso en adolescentes?

La vergüenza de ser es espantosa.  A quienes la sienten -porque los hacen verse como moscas, o piojos y los hacen pensar que sus escuelas son centros de infección- les roban la dignidad, el respeto por sí mismos y el honor.

Si a los niños no les queda otra que ser tratados como vectores, como menos que personas, ¿cómo van a desarrollar orgullo? Y sin orgullo, ¿cómo van a alcanzar el valor de la autoestima? ¿Qué clase de ciudadanos, de votantes y de tributarios están criando los que siguen presionando para que los niños no vuelvan a las escuelas? ¿Con qué propósitos?

Columna publicada en elPeriódico.

Comments

comments

Comments are closed.