Solemnemente declaro que en casa somos los dioses vivientes del pay de ruibarbo que, cuando yo era niño, no estaba en mi lista de favoritos; pero ahora lo hemos rescatado y ¡Ya!, ya está en mi lista de preferidos.
De cuando en cuando mi abuela, Frances, hacia rhubarb pie con esa maestría que tenía para los pays. Quizás porque era algo ácido y porque su color no es atractivo nunca estuvo entre mis preferidos, yo me lo comía porque era sabroso, pero nunca se me hubiera ocurrido pedirlo. A Nora, mi madre, no le gustaba, tampoco, de modo que ella no lo incorporó a su menú de pays; y voy a decir que tenía unos 38 años de no comerlo. Pero andaba con antojo y desde hace ratos quería hacerlo.
Esta semana, Raúl llegó con un manojo de ruibarbos frescos y aromáticos, de modo que, anoche, Nora y yo hicimos el pay; pero primero, no hallamos la receta de La Abui y Nora no se acordaba exactamente de cómo se hacía el pay; segundo, busqué rectas en Google y las que encontré no se parecían a la de La Abui; tercero, Nora sugirió que exploráramos el Joy of Cooking y siendo que nos dio la impresión de que esa receta era la que usaba La Abui, pues Raúl sugirió que la interpretáramos. Cambiamos ligeramente algunas proporciones (que hicimos a ojo de buen cubero) y salió delicioso el pay. Justo de ácido y de dulce, justo de consistencia, justo de sabor y aroma.
La nota chistosa es que cuando yo era niño era…¿cómo se dice?…algo bravo…rascado; y no recuerdo si mi abuelita Juanita, o mi bisabuela, Mami, me daban polvo de ruibarbo; remedo que suelen tomar las personas enojonas. Y ahora que publiqué mi desayuno en Facebook, don Manuel Figueroa, propietario de una farmacia en Jalapa, comentó: Esa si no me la sabía, el ruibarbo lo vendo en la Farmacia FAS para los de carácter bravo, espero no sea al caso. Pues vea, don Manuel, todavía me enojo cuando me incomodan, ja ja ja, pero no fue por eso que hicimos el pay en casa.
¡Estoy contento porque hemos rescatado el pay de ruibarbo para el menú de la casa!