Me paro junto a la Llorona, la Siguanaba, el Sombrerón y el Cadejo para despedir a Celso Lara, célebre escritor, historiador, antropólogo y folklorista guatemalteco que murió el 29 de agosto pasado.
Aunque nos cruzábamos de cuando en cuando, la última vez que tuve el agrado de saludarlo y de escucharlo en acción fue durante uno de los primeros encuentros del Club del terror que organiza la Bibliloteca Ludwig von Mises cada viernes 13. Tan lejos, aquel día, como que fue el 13 de octubre de 2006.
Celso Lara nos encantó con costumbres, cuentos y leyendas que los chapines conocemos por medio de la tradición oral. Lara les contó a los más jóvenes (y nos recordpo a los que ya lo sabíamos) acerca de los personajes más importantes que -aún en el siglo XXI- aparecen en casas, barrios y calles del territorio guatemalteco, según las creencias populares. Esa noche estuvieron, con nosotros, el Sombrerón, la Llorona, los Rezadores de la noche, la Siguanaba, el Cadejo y las Ánimas Benditas, todos en la fuente que está frente a la biblioteca de la Universidad Francisco Marroquín.
Esa noche, también, tuve la oportunidad de contar la historia de cuando mi papá -que ya tenía como 8 años de muerto- me visitó…; puedes escucharla en el minuto 1:05:015 del vídeo. Y como el mundo es chico, don Celso, papá, fue profesor de música de mi mi padre y de mi madre en el colegio; y durante varios años yo me encontraba -en la camioneta 1- con don Celso y su acordeón. Y durante ese tiempo, siempre intercambiábamos saludos cordiales. El mundo es un pañuelo, ¿o no?
La muerte de Celso Lara es una gran pérdida para la cultura chapina.