Entre el socialismo del siglo XXI, el chavismo y el régimen de Maduro/Cabello, lograron lo que parecía imposible: quebrar un país petrolero. Pero eso no es lo grave porque visto así parece un asunto de contabilidad; aquella combinación infernal ha conseguido que personas pobres, pero dignas, tengan que cazar perros y gatos para comer. Las imágenes de los hospitales estatales en Venezuela parecen como extraídas de una película de miedo. Robarle su dignidad a las personas más vulnerables es el pecado más imperdonable del colectivismo totalitario en Venezuela.
Aquel país sudamericano en picada, al borde del colapso y -como en realidad nunca se topa fondo- todo es posible; y el régimen heredero del chavismo y emblemático del socialismo del siglo XXI está haciendo lo único que sabe hacer: Está prohibiendo, regulando, controlando y elevando su nivel de militarización y su caracter policial.
¡Otra vez van a ser días duros para los hermanos venezolanos!…y ojalá que aquí, en la tierra del quetzal donde no faltan los que todavía celebran el chavismo y el socialismo del siglo XXI aprendamos algo de aquella esperiencia. Y a ver si Maduro no termina como Ghadafi o los Ceaucescu.
Otro ejemplo de la diferencia entre el subsuelo propiedad del estado o del propietario de la superficie, riqueza de los burócratae o de los ciudadanos. Al ver el número de manifestantes en Guate que apoyan esas medidas, es mínimo, no representan nada, no llegan a un entero decimal, pero molestan mucho y tienen eco en la prensa, lo que les da la apariencia de ser relevantes