Vivimos en un ambiente negativo con respecto a la economía y a la política, pero debemos recordar que lo que ocurre no es determinista y que podemos cambiar el rumbo de las cosas. En ese contexto es importante proveer el capital intelectual necesario para hacer de este un siglo que no esté dominado por los políticos y por el Estado. No sean pesimistas, ni irracionalmente optimistas, pero tengan esperanza. Crean que pueden hacer la diferencia y háganlo por medio de lo que les apasiona y por medio de lo que son muy buenos haciendo, dijo Peter Thiel en 2009 y en Guatemala.
Thiel, por cierto, es fundador de Pay Pal, uno de los primeros inversionistas en Facebook y creador de las Thiel Fellowship (antes conocidas como 20 under 20, que te recomiendo que googlees). Y a mí me encanta el mensaje del párrafo anterior.
Hay filosofías sociales que enseñan que en las sociedades humanas las relaciones más importantes son las de poder, cuando no las de dominación. Enseñan que el enfrentamiento y la violencia son los motores de las relaciones sociales; y para quienes las sostienen, no es el mensaje de Thiel, aunque sería bueno que le dieran una pensada. El mensaje es para ti, que entiendes que el bienestar depende de la paz y de la cooperación social; y que entiendes que el poder y las relaciones de poder deben estar limitadas. Muy limitadas.
Como no hay tal cosa como un determinismo de las cosas y de las relaciones, el hecho de que las relaciones de poder y de dominación hayan sido absurdamente prevalecientes hasta ahora, no quiere decir que tengan que seguir siendo así. Y si bien es cierto que la política es un medio para cambiar el estado de cosas actual, más lo es el hecho de que sin un ambiente intelectual y social propicios, los políticos no tienen incentivo alguno para dar un golpe de timón. También lo es el hecho de que –para quienes compartimos la filosofía de la libertad– la única justificación de la actividad política es la de ponerle límites al poder y blindar la esfera de acción privada de los individuos.
Estas meditaciones vienen al caso porque 2014 será un año desquiciadamente político en Guatemala.
Columna publicada en el diario El periódico.