Ayer falleció Mario Castejón; médico, escritor, filántropo, político y luchador por la libertad. La última vez que supe de él fue porque, gentilmente, me envió un ejemplar de su novela: Aquel verano del 54.
Al doctor Castejón lo conocí durante la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, a mediados de los años 80. Le agarré mucho respeto cuando acudió a proveer de auxilios médicos a los grupos armados que luchaban contra los sandinistas, en Nicaragua; y luego durante su batalla sorda y solitaria por esclarecer la compra anómala de helicópteros Sikorsky durante la administración Cerezo. Después le perdí la pista.
Mario Castejón era un hombre bueno…y con su muerte, Guatemala perdió a uno de sus hombres buenos.