Mata la vaca de mi vecino

Sospecho que los lecheros chapines andan en busca de algún tipo de privilegio.  Hoy se quejan de que los guatemaltecos importamos el 66% de los lácteos que consumimos, dicen que ellos podrían cubrir la demanda si se propicia su desarrollo.

¿Qué querrá decir eso? ¿Qué se les de algún tipo de subsidio, o protección? ¿Que se obstaculicen aquellas importaciones?, ¿O que los políticos y sus funcionarios dejen de intervenir en el comercio y en el mercado de los lácteos?

En los años 70 la industria lechera chapina fue asesinada por el intervencionismo y los precios topes; y desde finales de los años 90 y principios del siglo XXI, algunos dirigentes lecheros han tratado de recuperar el negocio perdido mediante la búsqueda de favores estatales.

En 2007, por ejemplo, los lecheros querían que el progama Vaso de leche fuera obligatorio por ley.  Esa compra obligatoria de leche hubiera significado una transferencia de  riqueza en el orden de Q2,700 millones anuales.

Que conste que no me opongo a que los niños tomen leche; pero es una desgracia que la industria lechera nacional dependa del presupuesto del estado para el enriquecimiento de sus propietarios. La pregunta obligada, aquí, es: ¿Deberían los grupos de interés tener la facultad de conseguir que el estado (con el dinero de los tributarios) enriquezca a sus miembros? Las industrias, por ejemplo, ¿deberían de depender del erario nacional para su sobrevivencia y su crecimiento?

En 1999 los lecheros obtuvieron un arancel que los protegía contra los competidores que tenían de Honduras, Costa Rica y Chile. Y en tiempos del presidente Oscar Berger (que era lechero) consiguieron  la promesa de darles Q45 millones (que no se invertirían en seguridad y justicia), para subsidiar sus negocios personales. Ya no supe en qué paró ese acuerdo.

Actualmente los lecheros se quejan de que son víctimas de malas prácticas de comercio; empero esas supuestas malas prácticas sólo existen porque los políticos y sus funcionarios impiden el comercio libre y pacífico.  Los lecheros chapines probarían buena fe en sus aspiraciones si -en vez de políticas que propicien su desarrollo- promovieran la eliminación de los obstáculos regulatorios, arancelarios y no arancelarios que impiden que los consumidores de lácteos podamos elegir qué leche, que queso, que crema, o que mantequilla comprar.

El contrabando, la subfacturación, el mal etiquetado y el supuesto dumping sólo existen porque hay normativas y regulaciones irracionales.

La actitud de los lecheros locales me recuerda la historia del campesino ruso que tenía una vaca y odiaba a su vecino porque él tenía dos. Un hechicero le ofreció al primer campesino que le concedería un único deseo. Y ¿qué pidió el campesino? Mata la vaca de mi vecino le ordenó al brujo.

 

Comments

comments

1 comment

  1. Monica Barrios

    Totalmente de acuerdo. Cómo puede crecer una industria que paga al productor precios imposibles de aceptar, ellos mismos desincentivaron la producción de leche importando leche en polvo y reconstituyendo, pagando Q.4.00 el litro de leche al que le ganan más del 100% y procesando leche caliente que viene de muy lejos. Ahora te sale mejor comprar dos libras de queso mozzarella en Pricesmart, importado desde luego, a Q.65.00 mientras que aquí una libra de queso kraft te cuesta casi Q.50.00.