La fiesta de Guadalupe es la fiesta de mi barrio. Hoy comenzó a las 5 de la mañana con cohetes, bombas, campanadas y mariachis. Continúa a media mañana cuando llega la orquesta al mercado y suena el musicón. Y cerca de la una sale la procesión que no regresa hasta pasada la media noche.
Esto es algo de lo bonito de vivir en un barrio que guarda las costumbres de antes y que era un pueblo separado de la ciudad de Guatemala. Todavía se viven los sonidos, los colores, los aromas y los sabores del ambiente decimonónico de las fiestas populares chapinas.
Aunque sean fiestas místicas me las disfruto porque me gusta ver a la gente contenta y me gozo los toritos, las comidas, y el alboroto.