¡Ja!, no pude resistir la tentación y en casa compramos una calabaza para mis sobrinos. Será divertido ver qué cara le ponen a este personaje y para eso encontré estas instrucciones convenientes y bien detalladas.
Cuando yo era niño no venían calabazas de verdad y uno tenía que contentarse con calabazas de plástico. Ciertamente que las naturales son hermosas y supongo que también tiene su gracia eso de ser uno el que hace su propia calabaza. A ver cómo les va a aquel par.