De todos los enemigos de la libertad, la guerra es el más temible; porque incluye y desarrolla a todos los demás, dijo James Madison; y esta verdad se le aplica a la guerra perdida contra las drogas. Si no, que lo digan las 90 familias que se hallan en México, supuestamente desterradas por el estado guatemalteco. Lo que se dice es que el Ejército les quemó sus viviendas porque colaboraban con el narcotráfico.
En el marco de la guerra perdida contra las drogas, ¿se repetirán las historias -verdaderas, o fabricadas- que se cuentan acerca del enfrentamiento armado contra los guerrilleros que querían establecer la dictadura del proletariado?
¿Quiénes serán los soldados y oficiales del ejército, y los políticos y funcionarios que serán señalados -verdadera, o falsamente- por abusos, genocidio y masacres durante la guerra perdida contra las drogas?
¿Qué dirán el Informe de Recuperación de la Memoria Histórica mandado a hacer luego de la guerra perdida contra las drogas? ¿Quién lo redactará y con qué propósito? ¿Cómo se defenderán el Ejército y los políticos? ¿Qué dirá la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad dentro de 20, o 30 años cuando la guerra perdida contra las drogas haya acabado? ¿Quiénes serán los oficiales llevados a juicios y en qué condiciones serán sometidos persecusión? ¿Qué clase de juicios tendrán que enfrentar? ¿Cómo reaccionarán la Prensa, las ONG, los países amigos contra los actores de la guerra perdida contra las drogas, cuando esta haya acabado, como sea que acabe?