Mira qué interesante esto: Totonicapán tiene el 98 por ciento de población indígena; Sololá, el 96; Alta Verapaz, el 93; y Quiché, el 90; pero en estos cuatro departamentos los pobladores tendrán que elegir entre candidatos a diputados ladinos, y los candidatos indígenas están relegados a posiciones inferiores en los listados.
La antropóloga Irmalicia Velásquez opina que con una profunda tristeza hay que admitir que los indígenas pierden los procesos de concienciación colectiva por lanzar a sus propios representantes. A lo mejor es tiempo de que la dirigencia indigenista haga valer su liderazgo y sería interesante que la poblacion indígena de aquellos departamentos acudiera en masa a las urnas y que en las boletas pusiera algo así como ¡Queremos candidatos indígenas!
Muchos grupos de interés creen que una ley de cuotas sería una buena solución para evitar esto que creen que es un desbalance de cuotas entre grupos de interés étnico, de sexo, y de qué se yo. Empero, sería mejor que la demanda política fuera la que pidiera, directamente, qué tipo de candidatos quiere. Sería mejor que las distintas dirigencias orientaran a su clientela para que se expresara y demandara, expresamente, lo que quiere.
Yo no creo en las cuotas; pero sería interesante saber qué es lo que quiere la demanda política.
¿Por qué supones que un candidato ladino no puede representar tan bien a los indígenas como un candidato indígena? Si crees eso, entonces también debes creer que los ladinos, ante la alternativa de un candidato indígena y uno ladino, nunca deberían votar por el indígena porque éste es un representante inferior del “ladinismo.” Y has de creer también que toda mujer debería votar por mujeres, aunque la mujer sea, digamos, una liberal mientras que todas las candidatas mujeres sean socialistas.
Esto es absurdo. Ni el genotipo ni la etnicidad ni la edad ni el género confiere representividad, sino la afinidad de principios y valores.