Sigámosle el juego a la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas y a la Coordinación de Organizaciones no gubernamentales y Cooperativas. Digamos que la culpa de los precios altos de los granos básicos, en Guatemala, es de los acaparadores que compraron granos en diciembre y los han tenido guardados para crear escasez y especular.
¿Cómo resolvermos la escasez, la supuesta alza artificial de los precios en el mercado local y, encima, les damos una buena lección a esos malvados especuladores? ¡Eliminen las barreras!
Devuélvanle a la gente la libertad de comprar granos a quien se los quiera vender. Quítenle la proteccion arancelaria -y no arancelaria- a los productores locales de maíz y arroz, para dar dos ejemplos. Quítenle la rentabilidad al acaparamiento. Pero que no sea sólo de un contingente…de una vez acabemos de raíz con el mal. ¡El proteccionismo no es un problema económico, sino una enfermedad política!
Si vienen más granos básicos -a precios competitivos- la Administración le resolverá a los más pobres un problema que afecta sus bolsillos. ¿Qué más solidario que eso? Evitará que muchas personas disminuyan la cantidad y la calidad de sus alimentos. ¿Qué más solidario que eso? Desincentivará el contrabando. Y podrá cobrar el IVA por las ventas de los granos, o por lo que la gente gaste con lo que se ahorra en la compra de granos baratos. Aumentará la demanda de dólares y el Banco Central no tendrá que comprarlos para mantener artificialmente alto su precio.
A la Administración le conviene resolverle el problema a los pobres y lavarse un poco la cara. Y de paso, castiga a los malvados especuladores.