No es por nada; pero el mole de pato que hubo anoche, en casa, estuvo de película. El mismo estuvo acompañado por tamalitos de maíz con ejotes y por arroz y aguacate. ¿Y el postre? Helado de chicozapote.
La parte divertida es que en el menú decía Duck mole; y una de nuestras invitadas -de habla inglesa- pensó que la cena era lunares de pato . Y durante unos 15 minutos, entre el momento en el que vió el menú y yo lo expliqué, se angustió tratando de resolver: ¿Cómo le explico a Luis que por ¡ningún motivo! voy a comer lunares de pato?
Claro que la culpa fue mía por no haberle puesto comillas a la palabra mole, o por no haber puesto Duck in “mole”.
Je je.