En 1519 Hernán Cortés arribó a este continente; y los habitantes de estas tierras creían que era Quetzalcoatl que había vuelto, y él vino a predicarles la fe verdadera. Y los pueblos que eran oprimidos -y devorados- por los aztecas, vieron a Cortes y a su ejército como aliados y libertadores. Y se asociaron con ellos. Un poco de los mismo hicieron los cakchiqueles cuando, en 1523, Pedro de Alvarado apareció por aquí con intenciones similares a las de su jefe, Cortés. Los cakchiqueles aprovecharon la ocasión para sacudirse el yugo de los quichés y resolver sus problemas. Los habitantes de estas tierras les encargaron a otros que los sacaran de aprietos.
Salvando las distancias, lo mismo está ocurriendo ahora, aquí, con Carlos Castresana y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala. No me tome usted a mal, aunque tengo mis reservas, aprecio las investigaciones que la Cicig ha hecho sobre el caso Rosenberg/Musa y las advertencias que el director de la Comisión ha hecho sobre la forma en que se manejan la justicia y la seguridad en Guatemala.
Ese era el llamamiento de Rosenberg, que este país no se puede dejar morir, porque es un país que tiene más muertos que cuando estaba en guerra, expuso el jefe de la Cicig al comentar que ha solicitado a los organismos del Estado que reaccionen ante la fuerte crisis de impunidad, ¡y no ha recibido respuestas positivas!
En la última parte de la exposición de sus investigaciones, reveladas el 12 de enero pasado, Castresana se refirió específica y concretamente a los actos de corrupción que involucran a banqueros, funcionarios y empresarios. Empero, esa parte ha recibido una cobertura y análisis mediáticos casi nulos y muchos de aquellos banqueros, funcionarios y empresarios aseguran que la Cicig les dió un Nihil obstat.
Como ciudadanos en busca de la justicia, ¿cómo no apreciar que se arroje luz sobre todos estos asuntos? Y, sin embargo, tengo la impresión de que es 1519 y 1523 otra vez. Tenemos problemas y estamos esperando a que otros nos los resuelvan.
Un reportaje de hoy dice que tras el esclarecimiento del asesinato del abogado Rodrigo Rosenberg, la sintonía entre el gobierno y el sector privado parece haberse recuperado; y a mí me llaman la atención dos cosas: Primera, que en algunos ambientes se siga pasando por alto que la de la Cicig es una hipótesis que debe ser confirmada, o rechazada, en todo, o en partes por los tribunales de justicia. Sólo luego de que concluya un debido proceso penal que confirme la propuesta de la Cicig, es que la muerte de Rosenberg estará esclarecida. Y segunda, que la administración de Los Colom y la cúpula empresarial haya vuelto rápidamente a las componendas.
Como en 1519 y en 1523, la aparente solución parcial de las cosas y las componendas de poder -paralelas a aquello de dejar que otros nos arreglen nuestro desorden- impiden que nos ocupemos de las raíces de los problemas y sólo difieren las soluciones. Y como dicen que dijo Federico Chopin: toda dificultad eludida se convertirá, más tarde, en un fantasma que perturbará nuestro reposo.
Por lo pronto, la Cicig opina que Rosenberg era una persona honorable y que creía que lo que lo llevó a hacer lo que supuestamente hizo era verdad, la Cicig opina que en el asunto no hubo conspiración política alguna; y supongo que está investigando el asesinato de los Musa y los negocios oscuros que son la génesis de todo este drama. Y en ese contexto, soy de la opinión de que si las hipótesis de la Cicig resultan ser verdaderas y si sus investigaciones llegan hasta el principio de las cosas, su contribución habrá sido de dimensiones casi inimaginables. Empero, la dificultad eludida seguirá ahí, y su fantasma seguirá perturbando nuestro reposo: ¡No fue el Ministerio Público el que hizo las investigaciones! ¡Alguien vino y nos hizo la tarea! ¡Alguien vino y asumió la responsabilidad que nos correspondía! En la dirección de lo dicho por Castresana, ni el MP, ni el Organismo Judicial, ni la Policía Nacional Civil, ni el Ministerio de Gobernación, están ahora (ni van a estarlo en quién sabe cuánto tiempo) en capacidad de esclarecer ya no digamos un misterio y un drama como el de Rosenberg/Musa, sino que no están en capacidad de esclarecer delito alguno.
No hay prespuesto, no hay apoyo político y no hay capacitación para la seguridad y la justicia. De modo que lo que llevó a Rosenberg a la desesperación y lo que haya detrás del asesinato de los Musa, así como la corrupción y los negocios sucios entre funcionarios, banqueros y otros empresarios, todavía está aquí entre nosotros y lo va a estar por quién sabe cuánto tiempo más. Las órdenes de captura sin ejecutar, los juicios sin comenzar y sin avanzar, las causas judiciales engavetadas, las investigaciones interrumpidas y sin dar comienzo, están aquí con nosotros. ¡Y al paso en que vamos, con una administración que tiene tantas otras prioridades, quién sabe por cuánto tiempo más van a estar con nosotros!
Mientras tanto, claro, los chapines dejamos que otros hagan el trabajo que deberíamos hacer nosotros…y con eso dormimos tranquilos. ¡Hasta que volvamos a ser despertados por el fantasma que perturba nuestro reposo! Los poderosos volverán a sus componendas, los corruptos se seguirán enriqueciendo, el número de viudas y el número de huérfanos seguirá creciendo, y según nosotros la culpa será de otros. Y siempre habrá una Comisión y un director que se sientan desilusionados. ¿Y habrá alguien más que se atreva a decir que el emperador está desnudo?
Ya se viene la elección del fiscal general; y usted, ¿ya se preguntó qué hará para ser protagonista, en vez de ser sólo espectador? ¿Dejará en otros, la tarea de velar por que el jefe del Ministerio Público sea una persona idónea? ¿Aprendió algo de lo que ha estado ocurriendo? Si tuviera que ponerse una camisita blanca para exigir que el nuevo fiscal sea una persona proba, honorable y valiente, ¿se la pondría?
Los individuos que olvidan su historia, están condenados a repetirla…y a dejársela así a sus hijos.
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La ilustración, por cierto, es de la restauración digital del Lienzo de Quauhquechollan. Muestra a Hernán Cortés, abrazando al rey de los quauhquecholtecas al sellar su alianza para derrotar a los mexicas e ir a conquistar a los vecinos mayenses.