Lo que conocemos como matrimonio es un acuerdo privado entre dos personas que deciden compartir sus vidas -generalmente porque se aman en el momento de hacer el acuerdo-; y lo hacen en el marco de ciertas formalidades. Dichas formalidades subrayan el carácter de compromiso y de permanencia en la unión y buscan el apoyo del prójimo para la pareja contrayente.
Funtamentados en la creencia falsa de que la familia es el núcleo de la sociedad, los políticos han inmiscuido al estado en aquel acuerdo privado; y han convertido lo que es un contrato libre de voluntades soberanas en un asunto político, público y colectivo. Sabemos que es falso que la familia sea el núcleo de la sociedad porque la familia es un orden creado, o
taxis en el sentido hayekiano; y la sociedad es un orden espontáneo o
cosmos, en el mismo sentido. Dos tipos de orden distinto no tienen un mismo núcleo porque su naturaleza es distinta. En la sociedad, como
cosmos, el núcleo se halla en las incontables relaciones libres, contractuales, voluntarias, pacíficas y de intercambio que se dan entre las personas individuales, y no en un orden creado particular. Ya lo dijo Louis Claude Destutt de Tracy, en su
Treatise on Political Economy:
Society is purely and solely a continual series of exchanges.
A muchos políticos, y especialmente a los conservadores, les gusta pensar que tienen el control sobre lo que ellos creen que es el núcleo de la sociedad; y por eso -muchas veces con fundamentos religiosos- fuerzan la permanencia de aquellos acuerdos que le dan origen a la unión de parejas y a las familias. Uno, aveces, hasta tiene la impresión de que para aquellos políticos y para aquellos religiosos, son preferibles las parejas y las familias infelices, y no los individuos felices.
A mí no me extraña, entonces, la
oposición que hubo entre el conservadurismo chapín, contra una reforma a las leyes de divorsios que permita la disolución de los vínculos matrimoniales sin pasar por un largo proceso de desgaste y que respete la voluntad de los individuos involucrados.
Muchos conservadores creen que los individuos no deben tener la libertad de enmendar sus errores, ni la de enmendar el rumbo de sus vidas y que, por lo tanto, como el matrimonio es un asunto de interés público, las personas deben sacrificarse en beneficio de las apariencias y de una sociedad que demanda que su supuesto núcleo sea casi granítico.
La inmoralidad de estas creencias y de estas expectativas es evidente si nos damos cuenta de que esa posición anula la libertad y la responsabilidad individuales; y las sustituye por la sumisión, el sacrificio y la prevalencia de las apariencias sobre la de la realidad.
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This entry was posted on lunes, julio 27th, 2009 at 4:51 pm and is filed under conservadurismo, matrimonio.
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esa reforma… urge !!!!¿si se exige libertad al momento de decir si… porque no se reconoce la misma libertad para decir "Ya no Mas"?
Es muy interesante la controversia que se causa. Yo me quedo con las palabras de Hayek en la Fatal Arrogancia: “Por otro lado, aun cuando sea indudable que la moral tradicional, etc., no puede justificarse racionalmente, lo propio acontece con cualquier otro posible código de conducta, incluso los que los socialistas puedan llegar a ofrecernos. … Si dejásemos de ajustar nuestra conducta a cuanto racionalmente no podemos explicar -o a aquello que hacemos sin saber por qué lo hacemos-, hasta nuestra propia existencia correría peligro”, pues de allí es que parte la moral de la familia. El mecanismo de aprendizaje de los valores necesarios para una vida en sociedad es de grupos sociales pequeños de gran influjo en los años formativos: La familia. Sin embargo eso es un tema y el impedir el divorcio a capa y espada es otro. Como abogado sé el gran daño que se hace por un sistema en el que debe pelearse para divorciarse. El fracaso de los matrimonios no está en la facilidad o no del divorcio. Está en la superficialidad con la que se afronta el matrimonio. Para atacar el divorcio, debe atacarse el problema en su inicio: en la fase previa al matrimonio.
De acuerdo que si vale la pena que las cosas sean mas fáciles legal y administrativamente, pero mejor aun es que tratemos mas arduamente de mantener unidas nuestras familias.De acuerdo el comentario de Mario A.: el entrar con mas madurez y vision al matrimonio es un factor importante para el éxito del mismo.
¡Buenos días! Las ideas citadas sobre la teoría de que la familia no constituye el núcleo de la sociedad pertenecen únicamente al orden de las ideas y de las teorías. Cito un sólo hecho para plantear lo contrario, si las familias en una sociedad se deterioran, la sociedad también lo hará, y si la sociedad están enferma hasta los imperios caerán.Ahora bien, respecto a la iniciativa para facilitar el divorcio, desde el punto de vista puramente civil tiene una razón lógica, y los que estamos casados tenemos la experiencia. La vida matrimonial tiene sus etapas difíciles principalmente al inicio del mismo, es lógico, y el hecho de facilitar el divorcio, promovería una visión superficial del matrimonio que provocaría que a la primera de cambio nos divorciaramos sin más reflexión y por puras tonterías. Teóricamente, el proceso del divorcio desde el punto de vista civil lleva todo un proceso que tiene como objetivo la reflexión.Hay que tomar en cuenta también que el divorcio no es un acto positivo, sino la manifestación de un fracaso, de la pareja y de la sociedad, porque todo matrimonio se puede llevar a buen fin si está bien preparado y si enfrenta con responsabilidad a los problemas, no para ser una familia infeliz sino para ser una familia feliz pero emprendedora. En algunas ocasiones también ese fracaso puede evitarse con la debida intervención de personas con experiencia, y allí falla a veces la familia o la sociedad.Ahora respecto al matrimonio religioso, el fundamento de su indisolubilidad proviene del compromiso que contrae la pareja frente a la asamblea y principalmente frente a Dios, que lleva implícito el requisito de la pureza de intención, que excluye al egoísmo frente a la pareja. Obviamente si hay egoísmo desde el principio el matrimonio va a la quiebra. Se puede llevar un largo matrimonio, lleno de felicidad, no sin dificultades, y comprendiendo que también es fuente de perfeccionamiento para cada uno de los cónyuges, y la escuela del amor para los hijos. ¿Libre? Sí, porque yo libremente he decidido vivir el matrimonio y luchar por él, al igual que mi pareja.Por todo lo anterior, me opongo a la destrucción del núcleo familiar, y por ende de nuestra sociedad.¡Saludos!
Hola Roberto. Si tu primer párrafo fuera sostenible también se aplicaría a otros "taxis" importantes en la sociedad. Por ejemplo: El gobierno podría ser el núcleo de la sociedad porque si el gobierno colapsa, también colapsa la sociedad; la banca podría ser el núcleo de la sociedad porque si la banca colapsa, también colapsa la sociedad; el sistema educativo podría ser el núcleo de la sociedad porque si este colapsa, también colapsa aquella. Si el gobierno, la banca, o el sistema educativo están enfermos, también la sociedad lo estará. NO es por ahí la cosa…pero gracias por la visita y por el comentario. Lo importante es la naturaleza diferente de los dos ordenes. Saludos