La mujer de rojo, que está de espaldas, le está dando el pecho al niño que lleva en brazos; y eso no tendría nada de extraordinario, si no hubiera ocurrido en Paiz Pradera, el supermercado. Lo que a mí me causó gracia fue la reacción de la gente, que se moría de ganas de ver; pero trataba de actuar como si nada fuera de lo común estuviera pasando.
La situación me recordó la historia de un curita joven, recien salido de España y que llegó a Panajachel. En su primera celebración eucarística en el lugar, el pobre inexperto se descompuso cuando salió al altar y vio más de una docena de mujeres dándole chiche a sus chiquitos en plena misa. Ya le habían dicho, pero supongo que para él no era lo mismo imaginarlo, que verlo.
Es parte de “lo que se ve en Latinoamérica”. Es risible ver que una señora grande se escandaliza a veces por eso y le dice al niño o niña: no vea eso!! Sin saber que el infante no lo ve con morbo – como los adultos -. Uno quisiera preguntarle: ¿que?¿a usted no le dió su mamá pecho?SaludosLe Socialitè
Eso me recordó una vez que estaba en la universidad (USAC) y vi que había una jovencita muy linda tratando de alimentar a su bebé. Pero los chuchotes estudiantes le hicieron círculo para verla. En realidad la joven era muy linda, de origen humilde. Ella estaba muy apenada, no tenía con qué cubrirse y debe haber sido muy incómodo para ella alimentar a su bebé ante la mirada de tanto mañoso. Realmente fue desagradable ver aquel cuadro y no poder hacer nada por la chica. No me las llevo de puritana ni nada, pero sé lo que se siente que la miren a uno de esa manera. Y no puedo imaginarme que sean decenas de miradas a la vez.