Ayer, el Ministro de Finanzas, Juan Alberto Fuentes Light sacó el petate del muerto y lo agitó mientras gritaba ¡Uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuy! Fuentes dijo que “hay peligro” de que algunas embajadas tengan que se cerradas, debido al recorte presupuestario en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Y yo digo que es el petate del muerto porque las embajadas se justificaban cuando había días y mses de distancia entre un reino y otro. Pero ahora, que no hay más que horas; y ahora, que las reuniones son posibles por medios electrónicos que incluso permiten intervenciones quirúrgicas que involucran a médicos de uno y otro lado del océano, ¿qué necesidad hay de las embajadas? Si yo tuviera a mi cargo los necesarios recortes prespuestarios en la administración pública chapina, por ahí es uno de los lugares donde empezaría, sin pena alguna.
Actualmente las embajadas son poco prácticas y onerosas. En muchos casos no son más que lugares convenientes a dónde mandar a amigos, clientes, o parientes; o lugares convenientes para mandar a personas inconvenientes. También suelen ser lugares propios para la corrupción, para el tráfico de la valija diplomática y para aparentar lo que no se es.
La posibilidad del cierre de embajadas no es un peligro, sino una oportunidad que, ojalá que la burocracia chapina no deje pasar.