La dirigencia popular no se mide. En el fin de semana -y con la participación de sujetos encapuchados– pobladores de San Antonio Las Trojes, asesinaron a machetazos a Francisco Tepeu. Esto fue, luego de que los embozados habían colocado barricadas y cerrado los accesos a la población. Un familiar de Tepeu dice haber visto cuando sus asesinos saltaban sobre su cuerpo.
El terrorismo en aquella zona no es nuevo. En diciembre del año pasado, desconocidos hicieron estallar una bomba en el puente Chimeneas, y luego hubo un enfrentamiento con la policía. La causa inmediata de tanta criminalidad es la protesta contra la instalación de una planta cementera en el lugar; empero, hay mar de fondo detrás de lo que está ocurriendo allá.
El área de San Juan Sacatepéquez, donde se encuentra San Antonio, se vio golpeada durante el tiempo de la agresión de la URNG. Allá operan numerosas numerosas Organizaciones No Gubernamentales que, con el apoyo de países europeos, trabajan por el desarrollo de las poblaciones, muchas veces en coordinación con grupos como el Comité de Unidad Campesina, la Fundación Rigoberta Menchú y con grupos de supuestos defensores de los derechos de los indígenas, principalmente los notorios “abogados mayas“.
Aquel cóctel explosivo debe llamar la atención de los servicios de inteligencia y la de los grupos de análisis político; porque eventos de violencia como los vividos en San Antonio no son frutos de la casualidad.
En defensa del estado de derecho -y de las personas que queremos vivir y trabajar a su amparo- es menester que las autoridades (si las hay) entiendan bien cuál es la verdadera naturaleza de actos como los ocurridos en San Antonio. Antes de que aquella forma de violencia se salga de proporción, las fuerzas policíacas deben ser dotadas de apoyos político, presupuestario y técnico para prevenir y enfrentar movimientos como los que hoy comentamos. Los servicios de inteligencia deben proveer la información necesaria para adelantarse a los hechos y establecer cuáles son los vínculos y los vasos comunicantes que hacen posible la coordinación de los bochinches y actos como el asesinato de Tepeu.
En este caso es aplicable la frase de Santayana que dice: Aquellos que no aprenden de la historia, están condenados a repetirla.
Excelente post al blog, yo tambien me he preguntado que hay detras de todo eso. Todavia no lo entiendo. Y tambien me pregunto: por que los periodicos lo describen simplemente como “oposicion a una cementera” sin cuestionar, cuando es obvio que hay otros intereses y manipulaciones enredadas? Sera complicidad por omision, miedo o incompetencia?