La siguiente es una conversación real, cortesía de mi amiga Carolina:
-“Doña Carol”, dice Tona, “don Rodrigo le quiere hablar”.
-“¿Quién es don Rodrigo?”, pregunta Carolina.
-“El hombre del gas”, contesta Tona.
-Lucía baja las gradas y le pregunta a Rodrigo, “Dígame, don Rodrigo”.
-“Mire doña Carol, yo quería saber si usted me va a seguir comprando gas”, pregunta Rodrigo.
-“¿Y por qué no iba a querer comprar gas?”, pregunta Carolina, intrigada.
-“Pues…es que…si se hace lo que dice el Presidente eso de irse a registrar y cobrar el subsido en cuatro meses…no…y si ponen precio tope, lo que voy a tener que hacer es darle una factura por el precio que digan, pero voy a tener que cobrarle adicionalmente el resto”, explicó el hombre del gas.
-“Ni modo, usted traiga el gas, y nos arreglamos”, dijo Carolina.
Moraleja: “La naturaleza, para ser gobernada, debe ser obedecida”. Alguien debería de pasarles este mensaje Alvaro Colom y a sus asesores económicos y fiscales. Los subsidios y los “precios acordados”, lo que generan es distorsiones en la economía, criminalizan acciones que no deberían ser criminales, obligan a la gente a hacer cosas que de otra forma no harían, y perjudican a todos…y no resuelven el problema.