Cada 7 de diciembre los guatemaltecos quemamos al mitológico diablo. De forma simbólica le ponemos fuego a lo malo del año, a lo inútil, a lo despreciable y a lo prescindible.
A partir de las 6:00 p.m., hogueras de todos tamaños adornan las calles de las poblaciones. Aveces es un rito que todavía recuerda sus raíces católicas; pero la mayor parte de las veces es un pretexto para pasarla bien, quemar cohetes y comer buñuelos.
En mi casa era así. Quemabamos cohetes, comíamos buñuelos y hacíamos un relajo; y mi me daba placer quemar mis cuadernos del colegio.
La quema del diablo se puede hacer entre amigos, en familia, y entre vecinos. Aveces es un pequeño acto, y otras veces es un gran montaje.
Al diblo, claro, todo esto le viene huango; pero la fiesta tiene sus admiradores y tiene sus detractores. Entre estos útimos están desde los que se molestan por la humazón y por los cohetes, hasta los que se escandalizan por las emanaciones de dióxido de carbono y por las de cadmio, zinc, plomo y qué se yo.
Como en casi todo, yo creo que la clave está en no ponerse tonto. A mí me gusta como antes y me agrada quemar ramas secas y papeles viejos. Y de verdad me parece una imprudencia quemar llantas, plásticos y cosas parecidas.
En fin…muchas culturas hacen hogueras y fogatas con propósitos distintos. A mi me parece encantador que aquí, en la mía, se queme al diablo.
La foto la tomé durante la quema del diablo, el año pasado.
A mi tambien me trae muchos recuerdos esta fecha, preludio de algo mas grande que esta por venir. Tambien seria bonito agregar a tanto politico asqueroso,a mareros sucios y a los narcos viejos y jovenes,que fogata y que limpia. Quememos al diablo.
jajaja que bien que todavia se queme aunque los ambientalistas peguen el grito al cielo, es alo de lo que todavia nos hace ser chapines