1. Por fin llega el día de la segunda vuelta electoral; pero para mí, viene como el día en el que tuve que sacarme las muelas cordales.
Luego de mucho darle y darle; luego de leer todos los días los reportes de los diarios acerca de las ideas, las promesas y las actitudes de los dos candidatos; luego de echarles un ojo a lo que dicen que son sus planes de gobierno y luego de meditarlo bien; he confirmado lo que ya me temía: En el largo plazo, y para la generalidad de los guatemaltecos, no importa mucho quién de los dos gane.
Ninguno se ha comprometido a respetar absolutamente la vida, la libertad y la propiedad de los chapines. Ninguno ha prometido que eliminará el impuesto a los rendimientos del capital. Ninguno ha anunciado que liberará a los guatemaltecos del monopolio del seguro social, o de esos lastres que son la educación y la salud burocratizadas.
Yo, por candidatos como los que hay, no voto con gusto. Por otro lado, y a la larga, el problema no son los candidatos; porque el problema de Guatemala no tiene tanto que ver con las personas que llegan a la administración; sino con el sistema en sí mismo. Tenemos un sistema que no garantiza ni el respeto a los derechos individuales de todas las personas, ni la igualdad de todos ante la ley.
Desde las elecciones pasadas yo he votado nulo. La razón de esa forma de elección es que, aunque mi sufragio nulo no tiene valor jurídico, esa forma de voto sí manda un mensaje político: El de un franco rechazo al sistema; acompañado por la manifestación de mi derecho a no ser obligado a elegir entre dos opciones que no quiero, ni merecen mi confianza.
En esta ocasión, sin embargo, en mi papeleta no voy a poner algo como Mejor cambiemos el sistema o Denme candidatos que valgan la pena. Con sabor a bilis en la boca y con mucha dificultad, voy a poner una X sobre la casilla de una de las opciones.
Primero, porque he llegado al convencimiento de que uno de los dos candidatos, con todo y sus roscas y sus clientelas, es ligeramente peor que el otro. Francamente, en eso tuve que elegir entre cuáles sinvergüenzas son tolerables y cuáles no. Y me consuelo al parafrasear a Chumi Chumez: ¡Estoy harto, quiero ineptos nuevos! Segundo, porque le tengo respeto a uno de los candidatos vicepresidenciales; en tanto que al otro, niente.
Como elector, y como tributario, estoy totalmente claro de que con mi sufragio seré cómplice de un absurdo en el corto plazo. Pero tengo ganas de decir Se los dije, cuando la próxima administración nos arrastre por el mismo camino de servilismo con las burocracias internacionales, por el mismo camino de incoherencia, y por el mismo camino de confusión por el que nos ha arrastrado la administración que se va.
¡Vaya, pues!, mañana voy a ir a poner mi X en una de las casillas; pero que conste que más que nada es porque lo que se perfila en la otra casilla me para el pelo. Eso sí, mi compromiso con cambiar el sistema –que es lo que verdaderamente generará más bienestar y desarrollo para los guatemaltecos– sigue firme. Por eso es que mi opción real se halla en ProReforma.
2. Bloguear no es un crimen. ¿Recuerda usted a Kareem? El es un joven bloguero egipcio que se encuentra en prisión por algo que muchos guatemaltecos han derramado sangre para que todos tengamos y conservemos. Está preso por ejercer su libertad de expresión. Kareem ha criticado a la administración egipcia y a su presidente y por eso ha sido encarcelado. Bajo la presión del fundamentalismo y de la tiranía, su padre ha renegado de él. Este viernes 9 de noviembre, en muchas ciudades del mundo, habrá expresiones de solidaridad con Kareem.
Si desea contribuir a su liberación, y a la defensa de la libertad de expresión, dele una llamada telefónica al embajador Maher Baddar al 2333-6296. Por favor pídale que su gobierno respete la vida y la integridad de Kareem y que lo libere.
Publicado en el diario Prensa Libre el sábado 3 de noviembre de 2007
Leí acerca del blogger egipcio y la libertad de expresión que usted desea defender. Así que lo invito a que empiece a defenderal aquí, en casa, en Guatebella. Yo fuí víctima hace unas semanas de una clara y descarada censura a mi libertad de expresión, por parte de Prensa Libre. Sí, leyó bien: Prensa Libre, el mismo medio que tiene a Gonzalo Marroquín como flamante miembro de la SIP. Contraté, pagué en efectivo y me fueron facturados dos anuncios para la sección de varios en tamaño 2X1. Y mi sorpresa fue que me llamaron para indicarme que no serían publicados por órdenes expresas del departamento legal de Prensa Libre. Ésto lo puede confirmar con Henry Urzúa de Prensa Libre. ¿Porqué no quisieron publicarlos? ¿serían pornográficos? ¿quizá eran ofensivos? ¿para quién? Los textos de los anuncios eran los siguientes: 1) Si eres gay, no cambies. Dios te ama tal y como eres. Y 2) Si eres gay, NADA te aparta del amor de Dios. Romanos 8:38 Entonces, ¿Se habrán negado a publicarlos por apoyar a los gay? ¿por publicar una cita bíblica en la que se indica que NADA (ni siquiera el homosexualismo) nos puede apartar del amor de Dios? ¿o sería porque los anuncios estaban patrocinados por el Ministerio Internacional Creciendo en Gracia? Kareem está preso en Egipto, mientras que en Guatebella, solapadamente un medio que dice ser defensor de la libertad, censura mi publicación (aunque dejé firmada una carta en la que me hacía responsable de la publicación y que la hacía como campo pagado). ¿usted qué opina?Jorge BatresPastor Ministerio Internacional Creciendo en GraciaCel: 5715-1765A=1 505471santacatarinapinula@creciendoengracia.com jaba3@intelnet.net.gt
Gracias por escribir. Mi opinión es que ambos casos no se parecen en nada. Kareem esta preso. ¿Se da cuenta de la diferencia?En cuanto a su caso, creo que su opinión ciertamente contribuye al enriquecimiento del debate; y lamento que no haya sido publicada.Sin embargo, un medio de comunicación privado es propiedad privada. Y por lo tanto, sus propietarios tienen todo el derecho a decidir qué se publica y qué no.Del mismo modo en el que usted tiene el derecho a decidir quien vive en su casa, o quién la visita.Así ocurre, por ejemplo, en este espacio. Yo no publico ni anónimos, ni insultos contra mis amigos, ni contra las personas a las que aprecio, ni contra mí. ¿Por qué? Porque no me da la gana. Reconozco el derecho que otros tienen a estar en desacuerdo conmigo, y hasta la necesidad que tienen de injuriarme; ¡pero que lo hagan en sus propios espacios, no en el mío!Las personas no tienen por qué aprobar o compartir esta regla, de la misma forma en que no estàn obligadas a aprobar o a compartir las ideas que expongo en este sitio. Sin embargo,en el largo plazo a todos nos conviene más que los medios de comunicación sean privados; y que no haya barreras de acceso para su creación. A la larga, a todos nos conviene más que sea respetado el derecho de propiedad, aunque aveces ese respeto afecte nuestros intereses particulares de corto plazo.Y en cuanto al derecho a la libertad de expresión, un medio de comunicación privado existe para la libertad de expresión de sus propietarios. Puede ser que mientras más abierto sea el medio, mas beneficiados resulten los propietarios (y puede que no). Pero su facultad de ejercer su derecho de propiedad no tendría por qué ser puesto a discusión.Le reitero que lamento que su opinión no haya sido publicada. Pero en el largo plazo y para todos, es mejor que los derechos individuales de todos priven sobre los intereses particulares.Alguien dirá que su derecho a la libre expresión ha sido vulnerado (el suyo); pero si examina las cosas desapasionadamente verá que no es así. Lo que si le ha sido vedado es el acceso a propiedad ajena; pero esa exclusión es fundamental para la existencia del derecho de propiedad, y este es fundamento ineludible para la paz.