He aquí una colección de anéctotas electorales chapinas:
- Allá por las elecciones de 1982, la mamá de una amiga anunció que iba a votar por Mario Sandoval Alarcón. “¿Cómo va a votar por Mario? Si mi papá estuviera vivo le daría un ataque”, le dijo mi amiga, que sabía que a su papá ese candidato le caía muy, pero muy mal. La señora explicó que igual votaría por Mario, ya que se sentía comprometida y bueno, se fue muy segura de su decisión. El día de las elecciones, después de sufragar, la mamá de mi amiga regresó a su casa y explicó “Mirá mija”, le dijo a mi amiga, “por más que quise, ya frente a mi papeleta no pude votar por Mario, así que voté por Gustavo Anzueto”. Yo apuesto a que el difunto le movió la mano.
- En una de aquellas elecciones, una personaje resultó designada como presidenta de mesa. Pero mi ciela quería una papeleta de recuerdo. A la hora del conteo y como pudo, se escondio una papeleta sin usar. Pero no contaba con que uno de los fiscales la vió y tuvo que pasar la vergüenza de tener que devolver la boleta en cuestión.
- Durante otros comicios, este personaje, que es sumamente tímido tuvo que ir a votar en el día de su cumpleaños. El hombre ya había hecho cola, ya había sufragado y ya le iban a devolver su cédula, cuando el presidente de la mesa notó lo del cumpleaños. Muy alegre y cariñoso, él, dispuso que al presonaje le cantaran el Happy Birthday; y ahí, todo el que pudo le cantó al buen hombre, que no podía estar más azareado.
- En estas elecciones, una amiga ha dispuesto que lo mejor hubiera sido una alianza entre Alvaro Colóm y Otto Pérez, para que el el eslogan fuera “La paloma dura”…[para que “no te preocupes mi vida”] acaba de añadir un lector.
Simpáticas anécdotas, tan propias de nuestros pueblos. A veces la democracia también es fiesta.
Je je, tienes razón. Con todos sus defectos, la democracia es más fiesta que la dictadura. Saludos.