Este rebaño de cabras me lo encontré hoy en la mañana cuando andaba por el centro de la ciudad. Me causó mucha gracia, como me causa gracia siempre que encuentro estos contrastes entre la urbe moderna que es Guatemala, y los resabios de la vida decimonónica.
Bueno…tampoco decimonónica, porque recuerdo que mi papá solía comprarnos a mis hermanos, a mis primos, y a mí, leche de cabras que pasaban por nuestra casa allá por 1980.
Ahhh que divinas…y tenes razon, los contrastes de nuestra Guate. Desde hace rato ando atras de unas mis cabritas, y un dia que anduve por Vista Hermosa vi a un vendedor con unas bebes a la venta.. 🙁 que lastima iba de prisa y no en mi carro…Pero asi como tu , cuando era peque, por mi casa alla en la “ruta 7 de la zona 4” pasaban y con campanitas se hacian notar , y alli saliamos a tomar la la lechita tibiecita…con “espuma” …no se como no me enferme…sera que todavia la gente lo hace ..? ahhh me hiciste suspirar..al ver hacia atras…las cosas que vivi de niña, pero que ya no le enseñe a mi hijo .
Sí, en el centro pasan todos los días vendiendo leche, yo no tomaba pero me encantaba hacerles cariño, el “pastor” que las lleva las trata muy bien, cada una tiene su nombre y son desparasitadas cada 6 meses…
Esos son los detalles que hacen que Guatemala sea especial. Recuerdo cuando mi abuela nos compraba leche de cabra.Tambien, gracias por compartir ese retrato de tu padre.Es un relato muy humano, se puede percibir el amor, y la admiración hacia el.Personalmente he llegado a la conclusión que el amor nunca muere; de tal manera que yo sigo amando a mis padres aun cuando ya no estan conmigo.Gracias por esta estampa de Guatemala.