Estos dos casos no deben pasar inadvertidos:
- Dos comisarios, un inspector, cuatro agentes y un exsubdirector de la Policía Nacional Civil fueron capturados por agredir a reclusos al tomar el control del centro juvenil de detención provisional Gaviotas donde, en julio del 2015, los internos se amotinaron y mataron a dos monitores.
- La agente Mayra Yesenia Cobox, de la Policía Municipal de Tránsito, de San Antonio Suchitepéquez efectuaba un operativo frente al mercado de lugar, cuando vio venir la motocicleta manejada por una mujer que llevaba dos pasajeras. Cobox marcó el alto a quien la motocicleta y le extendió una multa de acuerdo con el reglamento correspondiente. Acto seguido, una de pasajeras se bajó de la moto e, iracunda, se abalanzó sobre la agente que fue vapuleada.
¿Qué tienen en común? Ponen en evidencia que la autoridad, en Guatemala, cada vez tiene menos autoridad. Cada vez es más precaria.
¡Por supuesto que la autoridad debe ser ejercida conforme a la ley y con absoluto respeto a los derechos individuales de las personas! ¡No como en Venezuela, claro! En Guatemala la Constitución dice que el poder proviene del pueblo. Dice que su ejercicio está sujeto a las limitaciones señaladas por la Constitución y la ley y que los funcionarios son depositarios de la autoridad, responsables legalmente por su conducta oficial, sujetos a la ley y jamás superiores a ella.
A veces la autoridad es minada porque no opera conforme a principios y porque los órganos encargados del balance de poder tampoco operan conforme a principios. La política del momento prevalece sobre los principios, incluido el de la justicia. A veces la autoridad es minada porque, luego de una nutrida historia de abusos, la gente sólo no le reconoce autoridad. Y, a veces, la autoridad es minada porque hay gente que puede minarla. Eso son contar que, con demasiada frecuencia, la autoridad es minada por su corrupción.
En un país donde existe una industria del conflicto al servicio de ONG y otras organizaciones cuyo fin último es hacer la revolución por medio de los movimientos sociales, el hecho de que la autoridad no tenga autoridad debería encender señales de alarma.
La ilustración la tomé de Facebook.